Treinta y cuatro.

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La fiesta termina cuando Luke decide que es hora de irse a festejar con la "zorra regalada" a su departamento. Nosotros nos quedamos un rato y cuando nuestros pies comienzan a quejarse, saludamos a todos y nos vamos de vuelta a casa.

Ni bien ponemos un pie en nuestro hogar, mi teléfono comienza a sonar insistentemente. Leo el nombre de Dylan en la pantalla y pongo los ojos en blanco.

- ¿Quién te llama a estas horas? - Pregunta Emir y su incomodidad es evidente.

- Eh... Ally. - Miento antes de entender porque lo hago. - Pero no voy a atender, estoy muy cansada.

- Si es Ally, contesta. - Insiste desafiante. - Anda, vamos.

- ¿Qué sucede contigo? - Pregunto descolocada. - ¿Qué está pasando por tu mente ahora?

- ¡Si es tu amiga responde-el-puto-telefono! - Grita asustándome haciendo énfasis en cada palabra.

- Emir, basta. - Dejo la cartera y empiezo a caminar hacia la habitación, siento sus pasos siguiéndome y se que esto no ha terminado en absoluto.

- ¡Sabía que eventualmente encontrarías la razón para huir de mí! - Sigue gritando haciéndome doler la cabeza. - ¡Admítelo! ¡Vamos!

- ¿Quién eres y que hiciste con el muchacho adorable que es mi novio? - Me doy cuenta de que estoy a punto de romper a llorar.

- No vas a poder mentirme, te conozco. - Insiste. - Sólo vete, si quieres irte, hazlo.

- No quiero irme a ninguna parte, por favor Emir, calmate. - Le digo con el tono mas suave que me sale, intentando convencerlo.

- Ok, me voy yo ¡Necesito salir de aquí! - Exclama y se va de la habitación a paso rápido.

- ¿En serio vas a hacer esto? - Pregunto entre lágrimas, dándole golpes en la espalda. - ¿Vas a irte?

- Déjame. - Me empuja haciéndome caer al suelo.

Lo miro horrorizada y él me mira de igual forma pero decide irse de todas formas. Me quedo paralizada en el suelo hasta que noto un ardor en el codo, donde noto que tengo una cortada. Me pongo de pie, me limpio la herida y me pongo una bandita. Intento llamar a Emir más de quince veces pero ninguna es exitosa.

La jaqueca me está matando, así que preparo un paño frío y me recuesto en la cama esperando y deseando que Emir regrese pronto. Antes de darme cuenta me quedo profundamente dormida.

Mi móvil vuelve a sonar y me sobresalto, estoy segura de que se trata de Emir. En cuanto miro la pantalla, me decepciona mi equivocación. Es Miles recordándome que en una hora tengo que entrar a clases. Dormí cinco horas, me duele todo el cuerpo – especialmente el codo - y no se nada de Emir pero no puedo seguir sin perder clases.

Con las pocas fuerzas que tengo, me pongo una remera, un jean, una camperita, mis converse rojas y después de maquillarme apenas, tomo mis cosas y salgo. No estoy en condiciones de conducir por lo cual me subo a un taxi. Llego al campus y apenas veo a Lucy, Miles y a Ally en la cafetería, corro a ellas y las abrazo fuerte.

- Alguien se despertó amorosa. - Dice Lucy rodando los ojos y riéndose.

- ¡Por fin estás aquí! - Exclama Ally – Y justo a tiempo para desayunar antes de ir a clases.

- No tengo mucha hambre... - Mi voz rasposa evidencia que algo no está bien.

- ¿Qué sucede Liz? - Pregunta Miles tomándome por los brazos, haciéndome arder la herida. Hago un gesto de dolor antes de darme cuenta. - ¿Qué te sucedió en el brazo?

- Nada ¿Por qué? - Pregunto como quitándole importancia.

- Porque tu codo está sangrando. - Dice Lucy señalándome y veo como mi camperita gris está teñida de rojo a la altura del ante brazo.

- ¡Mierda! - Exclamo. - Ayer me raspé cuando llegamos a casa, no es nada.

- Vamos al baño a limpiarte eso. - Dice Ally en tono maternal.

- ¡Te espero en el aula! - Grita Miles mientras nos alejamos y yo asiento.

Entramos en el baño y pongo el codo bajo el agua. Levanto la vista y veo a Ally y Lucy mirándome de forma inquisitiva.

- ¿Qué? - Pregunto sospechando lo que tienen en mente.

- Nada, tu sabrás que te pasó para rasparte así. - Dice Lucy. - Si quieres contarnos, puedes hacerlo. Al menos estas hoy aquí.

- No estoy para pelear, por favor. - Digo casi en tono de ruego. - ¿Puedo preguntarles algo y prometen no hacerme mil preguntas?

- Claro. - Dicen ambas al mismo tiempo.

- ¿Saben algo de Emir? - Siento la angustia subir por mi garganta. - Anoche se fue y todavía no sé nada de él.

- Yo no sé nada. - Dice Ally encogiéndose de hombros y Lucy niega con la cabeza en señal de que ella tampoco. - Deberías preguntarle a Dylan.

Mi cara de rechazo les demuestra que no es una buena idea.

- Mira, Liz. - Propone Lucy. - Ahora debes entrar a clases. Enfócate en ti misma al menos un rato. No te lo tomes a mal, pero...

- "... simplemente estás preocupada por mi". - La interrumpo y las dos asienten sonriendo de lado. - Vamos que no quiero que ustedes entren tarde tampoco.

- Promete que almorzarás con nosotras. - Me pide Lucy con ojos de ruego y yo asiento.

Las chicas van cada una a su aula y yo me dirijo a la mía. Miles me sonríe exageradamente y voy a sentarme a su lado.

- Sabes que puedes contarme cualquier cosa ¿verdad? - Pregunta abrazándome por el cuello. Yo asiento lentamente y sonrío. - Entonces por favor, cuéntame que sucede contigo y Emir.

- Anoche peleamos por una estupidez y se fue. - Suspiro. - Todavía no sé nada de él.

- ¿La herida en el codo te la provocó él? - Continúa.

- No. Yo me tropecé intentando retenerlo. - Miento. Aunque en parte no fue su culpa. - Torpeza mía.

- Elizabeth, sabes que te quiero con todo mi corazón. - Me sonríe. - Eres una de mis personas favoritas en todo el mundo, te lo dije mas de una vez. Si algo malo te sucediera yo...

- ¡Hey! ¡Hey! - Lo interrumpo. - Emir no es ningún monstruo. Ayer tuvimos una discusión como cualquier pareja.

- No creo que Emir sea un monstruo, al contrario. Pero no quiero verte herida nunca más. Ni física ni de aquí. - Dice poniendo su dedo índice en mi sien. - ¿Está bien?

- Está mas que bien. - Lo abrazo.

Después de cuarenta minutos de estar concentrada y atenta, Miles me da unos golpecitos en el hombro y me señala la puerta. Miro en la dirección que me señala y veo a Emir observándome. Cuando mi mirada se encuentra con la suya, me mira con dolor y se encoje de hombros en un gesto que interpreto como "aquí estoy, sal si quieres". Me miro con Miles que me susurra un "ve y solucionen las cosas". Tomo aire y sin darle muchas explicaciones al profesor, salgo del aula prácticamente corriendo. 

Opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora