Opuestos.

Cuarenta y seis.

Paso las siguientes dos semanas estudiando y esforzándome al máximo para aprobar los exámenes. Por suerte lo logro y tanto Emir como los chicos se ponen felices por mí. Entre los exámenes y las responsabilidades, casi olvido la cuestión de mi familia hasta que lamentablemente todo vuelve a la normalidad cuando la noche en que todos salimos a festejar, Luke me llama aparte porque quiere decirme algo importante.

- ¿Recibiste el e-mail de papá? - Me pregunta mirando su teléfono.

- No me ha enviado nada... - Digo dudosa hasta que recuerdo que no he abierto mi casilla de mails en estas dos semanas. Cuando lo hago allí está mi padre, diciéndonos que necesita hablar con nosotros lo antes posible. - Ok, esto no puede ser bueno.

- O si, no lo sé. - Dice Luke tratando de sonar positivo. - Sólo aceptemos ¿Qué mas podría pasar?

- Con ésta familia, todo es posible. - Suspiro y él asiente y se ríe.

Mi hermano vuelve a su trabajo y yo vuelvo a pasar el resto de la noche con mis amigos y Emir. Al día siguiente despierto casi al mediodía, cuando mi padre me llama para preguntarme si es posible que nos juntemos esta misma tarde a lo que le respondo positivamente y luego de ultimar detalles con Luke, comienzo mi día en soledad ya que Emir se ha tenido que ir temprano a trabajar. Le envío un mensaje para avisarle que la reunión "familiar" será esa misma tarde y me desea suerte. Me da la sensación de que está distante y frío pero me convenzo a mi misma de que son mis nervios jugandome una mala pasada.

Cuando se hacen las tres de la tarde, mi padre y yo nos encontramos con mi hermano en su casa.

- Por favor, no demos vueltas. - Sugiero mientras nos sentamos en los sillones acompañados por Petunia, entretenida, jugando con sus muñecos destrozados.

- No pensaba dar vueltas, quiero decirles algo de lo que me enteré y creí que era importante que ustedes sepan. - Suspira tomando valor. - Como ya saben, mi hijo al igual que ustedes, se enteró después de muchos años de cual era la verdad y desde entonces no me ha hablado...

- Dijimos sin vueltas. - Lo interrumpe Luke y mi padre asiente dándole la razón.

- Cierto, perdón. Lo que quería decirles es que llamé a la escuela de arte a la que asistía en Los Ángeles y me dijeron que no ha asistido a clases desde hace meses. - Se detiene, vuelve a suspirar y continúa. - Por supuesto que me preocupé y preguntando y averiguando, supe que él está aquí. En esta misma ciudad.

- ¿Aquí? - Pregunto incrédula. - Supongo que no será una simple coincidencia.

- Es lo que temo. - Dice mirándonos a Luke y a mí.

- ¿Qué es lo que temes? ¿Qué quieres decir? - Pregunta mi hermano exasperado.

- Sólo quiero decir que su hermano... - Dice y al ver como los dos lo asesinamos con la mirada, se corrige. - Es decir, mi hijo, no tuvo la suerte de tener un hermano en quién apoyarse y siempre le ha costado mucho socializar, así que es bastante solitario. Tiene un solo amigo en el mundo, el hijo de la hermana de mi mujer. Desde pequeños han andado juntos y...

- Vamos al punto por favor. - Lo interrumpo una vez más.

- Y no creo que sea una buena influencia para mi hijo. Estoy seguro de que él lo convenció de venir aquí y no para nada bueno. - El móvil de mi padre suena y se sobresalta. Habla rápidamente y preocupado.

Luke y yo nos miramos, cada vez mas convencidos de que estamos viviendo en una telenovela de las cinco de la tarde. Repentinamente mi padre nos dice que tiene que irse, dejándonos con mas dudas que certezas y los nervios de punta.

- Luke ¿Crees que estamos en peligro? - Pregunto un poco temerosa, jugando en el suelo con Petunia.

- No lo sé realmente. - Se encoge de hombros – No lo creo. Supongo que papá está inventando esto porque si su hijo está aquí, puede estar buscándonos y puede decirnos cosas que él no quiere que sepamos.

- Conociéndolo, es posible. - Asiento dándole la razón.

La verdad es que este giro repentino que ha dado mi vida, no es nada agradable. Por suerte las muchachas y los chicos salen a mi rescate y nos reunimos, Luke inclusive, en el departamento de ellas. Una vez que no falta que llegue nadie, les cuento las "buenas nuevas" y se quedan tan en shock como nosotros.

- ¿O sea que tu padre les dio a entender que tu hermano es un psicópata en busca de venganza? - Pregunta Sebastian.

- Algo así. - Luke se encoge de hombros y recuesta la cabeza en mis piernas. - De todos modos no creemos que sea cierto.

- ¿Cómo que no lo creen? - Pregunta Emir un poco asustado. - No me gusta nada la idea de que su padre les haya dicho que su hijo es un psicópata vengativo.

- Creemos que mi padre no quiere que nos encontremos con su hijo bajo ninguna circunstancia y quiere que le temamos. - Le explico. - Al fin y al cabo, el pobre muchacho también ha vivido una mentira por obligación.

- Empiezas a aceptarlo como tu hermano... - Dice Harry subiendo y bajando las cejas.

- ¡Para nada! - Exclamo haciendo reír a todos. - Simplemente creo que decir que es un loquito en busca de venganza es un poco injusto.

- Todo ha sido muy injusto para ustedes. - Dice Ally con empatía. - Tanto como para ustedes dos, como para el hijo de tu padre que ha perdido a su hermano apenas nació y luego se ha decepcionado de su propio padre. Es complicado...

- ¿No piensan hacer nada? - Pregunta Brandon.

- Por ahora nada ha pasado así que supongo que lo mejor es seguir así. - Dice Luke y yo asiento.

- Deberían estar atentos, por las dudas. - Propone Lucy. - No querría que les pase nada.

- Nada malo va a pasarnos. - Digo entre risas. - ¿Noche de pizzas?

- Debemos terminar con las pizzas, nuestro casamiento esta cerca y voy a parecer una bola en el altar. - Dice Miles afligido haciéndonos reír a todos.

- Lucirás hermoso, deja de decir idioteces. - Dice Brandon dándole un beso y sonrojándose mientras todos suspiramos un "aaaaw".

Emir y yo decidimos volver a casa a pie, ya que el quiere conversar sobre algo importante.

- Princesa, hay algo que he querido decirte desde hace días... - Suspira y yo lo miro invitándolo a hablar.