Cuarenta y siete.

55 4 0
                                    

- Sólo quería decirte lo afortunado que soy por tenerte conmigo. - Sonríe. - Y espero que nunca nada ni nadie se interponga entre nosotros jamás.

- ¡Emir! - Exclamo enternecida. - Creí que ya estaba claro que no pienso irme a ninguna parte, no te será nada fácil quitarme de encima.

Él se echa a reír y me besa.

Seis meses pasan entre la universidad, salidas y la preparación de la boda de Miles y Brandon. Las cosas con mis padres no mejoran ni empeoran, simplemente siguen igual. Mi misterioso hermano jamás ha aparecido y las advertencias de nuestro padre quedaron absolutamente en la nada. Tom, Gabe y Dylan han dejado la ciudad para irse unos meses a Europa lo cual, aunque no quiera decirlo en voz alta, me parte. A pesar de todo lo ocurrido y de como nos hemos distanciado, Dylan es demasiado importante para mí. Tom y Gabe han simplemente huído de sus sentimientos, haciendo que aunque Ally y Lucy lo nieguen, revivan el dolor que habían hecho a un lado. Sus noviazgos con Harry y Sebastian van genial y para sorpresa de todos, incluso para mí, mi amistad con Harry ha crecido enormemente al punto de confiarle secretos e ideas que casi nadie mas en el grupo sabe. A Lucy no le molesta, al contrario. Todo ha mejorado tanto que al principio me asustaba. Siempre esperaba que algo sucediera que arruine el bienestar y la paz que por fin había llegado, hasta que simplemente me he decidido a disfrutar y ser felíz.

- ¡Luke, no puedes ponerte eso para ir a una fiesta! - Exclama Lucy entre risas. Mientras ella, Ally y yo estamos sentadas a los pies de la cama de mi hermano, ayudándolo a decidir que ponerse. - Esa chaqueta es para ir al gimnasio, no para una boda.

- ¡Pero es una boda al aire libre! - Protesta. - ¿Qué tiene de malo?

- En primer lugar, el agujero que tiene en el cuello. - Digo mientras se mira la remera sobresaltado. - En segundo lugar, ya has negociado con Miles el hecho de tu cabello largo, no lo lleves a un límite.

- La chica tiene razón. - Dice Ally muy seria intentando contener la carcajada pero fracasando al ver la expresión de dolor de mi hermano.

Cuando Luke se decide por fin por una camisa blanca y saco, pantalon, corbata y mocasines negros, todas respiramos aliviadas y él se mira en el espejo con expresión de "nada mal".

Un rato después estoy de vuelta en casa y me sorprendo al encontrarme sola en el departamento. Llamo a Emir pero no contesta y me preocupa. Vuelvo a intentar dos veces más pero sigo sin obtener respuesta hasta que escucho a alguien gritar mi nombre desde la calle. Me asomo por la ventana y lo veo sonriendo con una llave en la mano.

- ¿Estás demente? - Grito entre risas.

- ¡Princesa! ¡Ven aquí que tengo una sorpresa! - Exclama y yo asiento emocionada.

Bajo lo más rápido que puedo y casi me caigo de boca al suelo cuando veo un auto de marca Volvo color rojo última generación y a Emir con llaves de la misma marca.

- ¡¿Qué es esto?! - Me agarro la cabeza con ambas manos. - ¿De donde lo sacaste?

- ¿Te gusta? - Pregunta y yo asiento. - Me han pagado un trabajo por adelantado y quise sorprenderte.

- ¿Pero te han pagado tanto? - No puedo salir de mi sorpresa.

- Digamos que voy a pagarlo en comodísimas cuotas. - Dice entre risas. - Ven, subamos.

Asiento y me apresuro a sentarme en el soñado asiento del acompañante. Emir me besa, arranca y el coche sale disparado. No le digo nada ya que puedo comprender su emoción.

En cuanto volvemos a casa, abre unas cervezas para festejar y luego otras y otras hasta que está tan ebrio que me hace reír.

- ¡Quiero que sepas algo! - Dice parándose sobre la mesa y yo lo miro expectante. - Jamás te mentiría.

- Lo sé, lo sé. - Digo entre risas. - Creo que deberías descansar, amor.

- No sin antes decirte todo. - Se sienta en la mesa y se pone serio. - Siempre supe que eras demasiado para mi...

- Emir, no empieces con eso... - Lo interrumpo.

- No, no, no, no. - Repite una y otra vez. - Déjame terminar. Siempre supe que eras demasiado buena para mí y cuando quise hacer algo para mejorar y sentirme digno de ti solo he empeorado todo ¡lo siento tanto!

- ¿Qué estás diciendo? - Pregunto ahora asustada. - ¿Qué es lo que has hecho?

- ¡Lo siento tanto! - Repite entre lágrimas y yo comienzo a asustarme.

Estoy a punto de preguntarle que sucede cuando mi teléfono suena. Es Harry para preguntarme como estuvo mi día por lo cual decido contarle acerca de lo raro que está Emir y sin dudarlo un segundo ni darme tiempo para responder, me dice que está en camino a mi casa.

En cuanto llega, me ayuda a ayudar a mi novio a recostarse y cinco minutos después está roncando plácidamente.

- Que puntería tu novio, eh. - Dice Harry entre risas. - Venir a embriagarse la noche anterior a la boda. Mañana tiene que cantar adelante de cien personas con una resaca importante.

- ¡Lo sé! - Exclamo. - No sé que le sucedió, llegó raro.

- ¿Raro? - Pregunta.

- ¡Si! Llegué y él no estaba, luego apareció con un autazo que dice que compró en cuotas y empezó a tomar como un loco. Al principio estaba de buen humor y divertido y repentinamente se puso así. - Suspiro. - ¿Qué puede estarle sucediendo?

- No te preocupes, Eli. - Dice mientras caminamos hacia la puerta. - Es solo un festejo que se le fue de las manos.

- Puede ser. - Me encojo de hombros.

Despido a Harry en la puerta, agradeciéndole una vez más mientras me dice que cualquier cosa no dude en volver a llamarlo. Asiento y él me saluda con la mano mientras se aleja.

Vuelvo a recostarme al lado de mi hombre embriagado mientras me río al verlo dormir y roncar como si no hubiera un mañana. Creo que nunca voy a ser capaz de transmitirle todo lo que significa para mí. Mi móvil suena y cuando me llega un mensaje de un número desconocido, lo abro con curiosidad: "Mañana es el gran día. Mañana por fin verás quien se esconde detrás de mis ojos."

Opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora