Veinticuatro.

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- Quería hablar contigo de algo. - Insiste y yo asiento. - Sé que no soy una de tus personas favoritas en el mundo.

- No, a ver, yo.... - Intento explicarle pero el se ríe.

- Lo sé y lo entiendo. Sé que le tienes mucho afecto a Gabe y que piensas que por conocerlo hace más tiempo lo conoces mas que a mí pero te aseguro que estás equivocada. - Dice y yo estoy a punto de rodar los ojos. - Aunque no es eso de lo que quiero hablarte. Quiero que sepas que realmente la quiero a Ally, que me gusta estar con ella y planeo estarlo mucho tiempo más.

- Puedo ver cuanto la quieres. - Digo ablandándome un poco.

- Por eso. No te digo que tienes que adorarme, pero déjame ser tu amigo. - Dice sonriendo de lado. - Ally te adora y eres muy importante en su vida y eso significa que comienzas a ser importante en la mía.

- Oh, eso es adorable. - Sus palabras me enternecen.

- Lo digo en serio. Y quiero que sepas que tienes todo mi apoyo con respecto a lo de Emir y tu conviviendo. - Dice con una sonrisa que compraría a cualquiera.

- ¿En serio? - Pregunto desconfiada.

- Totalmente. Es más, estaba diciéndole a Ally que si necesitan un poco de ayuda, cuenten conmigo. - Se para apoyando la espalda contra la mesada y se cruza de brazos.

- Eso sería grandioso, Dylan va a estar ayudándonos allí pero necesito a alguien que pueda ayudarme a sacar mis cosas de aquí, un poco de ayuda masculina. - Digo entre risas.

- ¿Y tu hermano? - Pregunta riendo.

- Dije ayuda masculina. - Bromeo. - Luke está visitando a unos familiares nuestros, el creyó que la mudanza era la semana entrante.

- Claro, entiendo. - Dice pasándose una mano por la barbilla. - Bueno, cuenta conmigo entonces.

- Muchas gracias, Sebastian. Realmente lo aprecio. - Digo sonriendo con sinceridad.

- ¿Amigos? - Pregunta sonriendo como un niño y extendiéndome su mano.

- Amigos. - Afirmo mientras le extiendo la mía y firmamos la paz. - Ahora ve que Ally se impacienta.

Él se ríe mientras asiente y se va a la habitación. Yo lavo el vaso y me voy a la mía. No puedo creer que es mi última noche en el departamento con las chicas, no puedo creer que en cuestión de horas voy a compartir el techo con Emir. Me asusta y me entusiasma. Casi no puedo dormir, ansiosa por lo que me espera y Emir claramente está en la misma situación ya que nos mandamos mensajes durante casi tres horas.

Apenas suena mi despertador, me levanto de un respingo. Me preparo para el día cargado de emociones que tendré por delante mientras me pongo un pantalón de joggin, una remera batik, converse negras y me hago dos rodetitos en el pelo.

Salgo a la cocina y me encuentro con una escena digna de película. Veo a mis dos mejores amigas, Harry, Sebastian y Luke con un cartel gigante que dice "Felicidades por tu nuevo comienzo". Han preparado un gran desayuno sorpresa que me emociona hasta las lágrimas.

- ¿Tu que haces aquí, maldito? - Pregunto dándole un golpecito en el pecho a mi hermano.

- Digamos que me entere de tu adelanto de mudanza y no podía perdérmelo. - Dice abrazándome.

- Ahora que tienes cuatro brazos tan masculinos para ayudarte, será mucho mas fácil. - Bromea Sebastian y todos se ríen.

Después de un delicioso desayuno lleno de anécdotas, risas y lágrimas. Comenzamos a preparar todo en cajas de diferentes tipos, tamaños y colores. Emir me manda mensajes y fotos a cada rato para contarme como va avanzando con ayuda de Dylan y otros amigos suyos.

Harry ofrece su camioneta para ir llevando las cosas y al ver a todos trabajando tanto para ayudarme, me emociono una vez más. Ally y Lucy corren a abrazarme mientras Harry nos toma fotos.

Sorprendentemente, para las seis de la tarde, la mudanza está terminada y todos exhaustos y felices. Después de un día entero de ir y venir, acomodar y arreglar. Miles y Brandon pasan a saludar y terminan ayudándome a acomodar mi ropa y a decorar la habitación.

Emir invita a todos los que ayudaron a quedarse a comer pizzas caseras hechas por él ya que se reconoce a si mismo como un gran cocinero. Todos aceptan y comprueban lo grandioso que es en la cocina. Cuando llega la hora de irse, las chicas y yo derramamos algunas lágrimas y los chicos nos hacen burla pero se enternecen. Cuando vuelvo de abrirles, Emir me abraza fuerte y suspira.

- No puedo creer que finalmente te tengo aquí conmigo. - Dice entre suspiros, susurrando en mi oído.

- Yo tampoco puedo creerlo. - Digo sinceramente. - Aquí vamos...

- Voy a tener que acostumbrarme a tus ronquidos. - Bromea poniendo los ojos en blanco.

- ¡Callate! - Exclamo. - ¡Aquí el único que ronca insoportablemente eres tú!

- ¡Dramatizas! - Se ríe haciendo un gesto con el brazo como quitándole importancia. - Te espero en NUESTRA habitación.

Me río al notar el énfasis que pone en la palabra "Nuestra" y asiento. Mi móvil suena y veo un mensaje de Dylan: "Ya está, es definitivo. No puedo arruinar lo que tienen, no voy a hacerlo. Tendré que aprender como es eso de querer en silencio."

Me quedo mirando el móvil unos segundos sin entender y le envío un signo de interrogación. Veo que escribe y borra, escribe y borra hasta que por fin responde: "Lo siento, destinatario equivocado".

Niego con la cabeza y me río de las ocurrencias extrañas de Dylan, pongo el móvil a cargar y literalmente corro a la habitación que ahora comparto con Emir. Lo veo esperándome ya acostado y después de ponerme mi clásica remera y mi short, me abalanzo sobre él y lo lleno de besos. Realmente me siento felíz.

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