Las tres giramos al mismo tiempo y nos encontramos con un muchacho de piel tostada, el pelo oscuro y ondulado, ojos marrones y achinados, altísimo y al parecer simpático, sonriéndonos. Lleva unos joggins negros manchados de pintura de distintos colores y una musculosa blanca que deja ver unos cuantos tatuajes.
- Estamos por... esto, el... - Dice Lucy que parece haber perdido la capacidad de hablar.
- Estamos para realizar el trabajo comunitario. – Digo un poco avergonzada.
- Ah... - Dice rascándose la parte posterior de la cabeza. – Síganme.
El muchacho se presenta como Tom y mientras nos lleva a nuestro trabajo del día, nos da una especie de tour por los salones y nos cuenta que está prácticamente venido abajo porque nadie quería invertir en una escuela pública de música en estos tiempos y que por eso los profesores y directivos habían puesto este plan de reconstrucción en marcha. Su tristeza es evidente.
- ¿O sea que das clases aquí? – Pregunta Ally y el asiente.
- Soy profesor de historia de la música. – Dice sonriendo con nostalgia. – Sé que están haciendo esto por que no tuvieron opción pero entiendan que esto es muy importante para muchísimos chicos que no tienen recursos.
- Lo entendemos. – Digo sonriendo con empatía.
Tom me pasa un balde de pintura y me pide que me dirija al salón del fondo donde voy a encontrarme con un tal Dylan que es profesor de guitarra y ya comenzó a acondicionar ese aula. Asiento sonriendo.
Lucy y Ally siguen a Tom y a otro muchacho que se acercó a ayudar. Se presenta como Gabe y parece un dibujito animado traído a la vida real apenas abre la boca y empieza a hablar. Es bastante alto, lleva el pelo ondulado y castaño claro, unos ojos Hazel adorables y cada vez que sonríe se le dibujan unos hoyuelos lindísimos. Su imagen adorable contrasta con unos brazos claramente trabajados que hacen que Ally casi pierda la mandíbula. Gabe es profesor de percusión y batería y además una de las personas que según Tom, más se preocupa por el futuro de la escuela.
Quiero tocar la puerta del salón pero apenas apoyo la mano, se abre lentamente y me encuentro con quien supongo, es Dylan. Cuando se acerca a saludarme, lo confirmo. Es altísimo y de piel blanquísima, lleva el pelo de un color violeta-galaxia que luce genial, tiene unos ojos verdes impresionantes y unos labios rojísimos con una sonrisa que deja ver unas paletas demasiado tiernas. Me divierto al ver que tiene tatuado el símbolo del Final Fantasy en uno de sus brazos y el me mira extrañado.
- Fan del Final ¿eh? – Pregunto señalando su tatuaje y el asiente sonriendo.
- No imagine que supieras lo que era. – Dice sorprendido.
- ¿Por qué? – Pregunto extrañada.
- Porque cuando nos dijeron que unas chicas de fraternidad tenían que venir a hacer trabajo comunitario para salvarse de un castigo universitario, me imaginé una perra fría e ignorante.
Su sinceridad me choca y me ofende. Odio los estereotipos y claramente este idiota acaba de demostrarme que el claramente se maneja de esa forma. Me cae mal en ese instante.
No digo mas nada y él tampoco. Me dedico a pintar el aula en silencio, me pongo los auriculares y cuando la canción de Pokemon suena en mi Spotify, empiezo a cantar apasionadamente sin darme cuenta hasta que abro los ojos y lo observo mirándome conteniendo la risa.
- ¿Necesitas algo? – Pregunto gesticulando con las manos.
- Fan de Pokemon ¿eh? – Pregunta imitándome. Y yo asiento sin muchas ganas. – Wow, chica de fraternidad que le gusta Pokemon. Esto sí que no se ve a diario.
- Que idiota. – Digo rodando los ojos y noto que está a punto de decirme algo pero vuelve a lo suyo y yo hago lo mismo.
Cuando por fin la jornada termina, las chicas me cuentan que Tom y Gabe son súper simpáticos, adorables y sensibles. Yo les cuento que no corrí con la misma suerte y cuando les imito a Dylan burlándose de las chicas de fraternidad, se indignan al igual que yo.
Todo el pesar y la bronca me abandona cuando veo a Miles esperándonos fuera de la escuela, sonriendo al vernos salir. Luce demasiado hermoso con una camisa a cuadros azul, marrón y verde claro cerrada casi hasta el cuello, una campera larga color verde, jeans azules y zapatillas blancas. Tengo que contenerme para tirarme a sus brazos.
- Supuse que habían tenido un día pesado y quise venirlas a buscar. – Dice sonriendo. – ¿ya firmaron?
- Si – Digo apurada por salir de ahí – Nos trajo un oficial a la mañana y ahora firmamos la hora de salida, no me siento presa para nada eh.
- Esto es mejor que un registro policial, Liz. -Dice pasándome un brazo por el cuello y yo asiento muda.
Cuando nos estamos por subir al auto veo a Tom, Gab y Dylan saliendo de la escuela. Cuando este último ve la camioneta de Miles, suelta un bufido y rueda los ojos.
- Les dije que es un imbécil. – Digo subiéndome a la camioneta en el asiento del acompañante y dando un portazo.
- Tengo algo que va a quitarte el mal humor. – Dice entusiasmado y saca del bolsillo de su campera una bolsita color azul. – Supongo que esto te va a ayudar a pasar el mal rato. O al menos cuando llegues a casa, vas a poder distraerte.
Abro la bolsita y me encuentro con el último disco de The Strokes y casi pierdo el habla. Lo abrazo fuerte y le agradezco un millón de veces. Miles es increíble.
Una vez que nos deja en casa, me doy un baño relajante y me acuesto a descansar. Cierro los ojos y me es imposible olvidar a ese idiota de pelo galaxia, hablando mal de todo lo que supuestamente soy sin siquiera conocerme. Si me conociera a mí, a mis amigas y sobre todo a mi historia, no sabría lo equivocado que está.
s����^�5

ESTÁS LEYENDO
Opuestos.
Teen FictionVidas que a primera vista parecen totalmente diferentes. Egos que chocan desde el primer día. Corazones que laten igual.