1 vivo, muerto y navegando

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Mi nombre es Lexa, y mi infancia transcurrió entre papeles, lápices, y distintas tonalidades de tinta. Creía que eso era todo lo que necesitaba para ser feliz, hasta que mi padre nos presentó a Arcadia. A partir de ese momento, el mar y el océano se volvieron nuestro destino, y la embarcación se convirtió en el lugar más importante de nuestras vidas.

Mi padre era un hombre apasionado y lleno de alegría, pero a bordo del barco, podía ver su alma en paz. Era como si cada vez que se adentraba en el horizonte, dejara todas las preocupaciones en la costa y conectara con su verdadero propósito. A menudo, regresaba con la piel rojiza y las huellas del sol en su piel, pero nunca lo vi preocuparse por eso. Para él, eso era simplemente una prueba tangible de que había navegado en las aguas del mar y lo había vivido con todas sus fuerzas.

A medida que crecí y comencé a entender la verdadera dimensión de la vida, empecé a ver que la embarcación era mucho más que un simple medio de transporte. Era un símbolo de libertad, un punto de encuentro para las almas aventureras, un espacio en donde el viento era el amo y señor. Pero también, era el reflejo más puro de la pasión y la determinación en los ojos de mi padre. La misma pasión que me había enseñado a amar los tatuajes y los diseños.

Desgraciadamente el tuvo un accidente y murió.

Cuando tenía seis años, el mar se abrió ante mí en una visión de blancura y grandeza. El barco de mi padre se erguía ante mí imponente, sus delgadas paredes pintadas de un blanco inmaculado reflejaban el sol ardiente con un resplandor tan intenso como sus líneas sofisticadas. Mi padre, el comandante de aquel majestuoso navío, me mostró la borda y a bordo me condujo con una sonrisa siempre en su rostro.

Las olas del mar sonaban como susurros mientras nos mecíamos al compás del oleaje y los reflejos de los rayos del sol parecían amalgamarse en un atardecer naranja y rojo en el horizonte. Allí, en aquel barco, sentí la felicidad más grande, la emoción más pura y el asombro más intenso. La hermosura del mástil tembló en mi corazón todavía joven, y aquel día se convirtió en una huella imborrable en mi corazón..

Ese día fue mágico para mí. Aún recuerdo la brisa fresca de la mañana y el aroma a mar que se colaba por mis sensores. Mi corazón latía con fuerza de emoción ante la oportunidad de acompañar a mi padre en su barco por primera vez. A pesar de que el día anterior había pescado y teníamos que limpiar todo, para mí era una aventura que me llenaba de felicidad.

Al llegar al barco, la emoción se convirtió en admiración. Mi padre me mostró con orgullo cada rincón, pieza y detalle de su querida embarcación. Su mirada desbordaba pasión y sus ojos brillaban al verme cerca de él y de su tesoro. 

Y así, juntos, trabajamos para dejar el barco listo para una nueva salida. El sonido de las gaviotas y el oleaje nos envolvía en una melodía llena de vida y esperanza. Mi padre me enseñó que la vida del hombre está compuesta por tres estados:  vivo,  muerto y navegando. Y en ese momento, gracias a él, pude comprender el significado de la tercera opción, la más especial de todas. 

Mi padre se dedicaba a la pesca y se ganaba la vida vendiendo lo que recolectaba. Hoy era un día especial, porque íbamos a salir juntos. La emoción que sentía en ese momento aún me hace sonreír. Caminamos juntos hacia el puerto, observando cómo los barcos se balanceaban suavemente en el mar. Todavía era temprano, justo antes de que los primeros rayos de sol calentaran la brisa.

Después de cargar los suministros necesarios para el día, nos subimos al barco y salimos al mar. Mi padre sabía exactamente dónde ir para encontrar los mejores lugares de captura. Hicimos algunas paradas, y cada vez que nos deteníamos, me asombraba el espectáculo en el que nos encontrábamos. El agua cristalina y el movimiento de los peces bajo la superficie me dejaban sin aliento. La vista del atardecer nos premió con un espectáculo mágico que nunca olvidaré

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora