Para llegar al lago teníamos que cruzar un buen tramo de bosque. El laboratorio podría estar aquí abajo, pues se notaba que no usaban este lugar para nada, eran como kilómetros de bosque desperdiciados.
A lo lejos se escuchaba, como un susurro, agua corriendo. Tal vez sea el río por el que encontraron a Jason, podría haber alguna pista aquí justo en este bosque. Quería buscar, pero no me podía separar de los demás. Tenía que actuar como si disfrutara el recorrido cuando en realidad no quería hacerlo, no me lo quería permitir. ¿Cómo podía sonreír sabiendo que no muy lejos de aquí mataron a alguien? Desearía ser alguno de estos chicos, sería ignorante pero al menos sería feliz.
—¿Qué hay con el hermano de Liz? Creí que también estaría con nosotros—le comenté a Gracie, que no se separó de mi lado en todo el camino.
—En realidad sólo es Liz la que se encarga de nosotros—me explicó.
—Tranquila, a todos nos da miedo Adam—susurró Francesco, que también iba con nosotras.
En realidad iba con Gracie, era la única a la que parecía tenerle confianza, lo cual me sorprendió un poco viniendo de ella que a la única persona a la que le hablara fuera Francesco.
—Dicen que está loco—continuó Francesco.
—Y otros dicen que Liz le lanzó un embrujo para convertirlo en su sirviente. Hay muchas teorías.—dijo Gracie sarcástica—Adam siempre fue raro.
Los miré a ambos extrañada, hablaban como si se conocieran de toda la vida.
—¿Cómo saben todo eso?—pregunté—¿Que acaso el campamento no empezó hace dos semanas?
—Gracie y yo asistimos aquí desde hace tres años—explicó Francesco.
—Ya ni siquiera nos piden carta de recomendación para entrar.
Estos dos sabían más de este lugar que cualquiera de los que se encontraban aquí. Deben conocer bien a los St. Clair, incluso podrían saber o sospechar algo. Tendría que quedarme cerca de ellos.
Francesco y Gracie me hicieron desear tener a un amigo aquí, aunque sea Beck que era aburrido y malhumorado, pero era mi amigo y aquí no conocía a nadie.
—¡Eh! Ustedes dos, Liz quiere que se adelanten así la ayudan a armar las cosas—avisó Jackson apareciendo de la nada.
Francesco y Gracie se adelantaron y yo me quedé sola atrás. Miré a los otros y vi que todos tenían a alguien con quien charlar, me daba miedo meterme en una conversación de la nada, aparte ni siquiera los conocía. Él único que iba solo y tranquilo era Jackson, aunque recién estaba hablando con Paige, Alisha y Abby.
Debería haber ido con Francesco y Gracie, ahora estaba atorada al fondo con Jackson. Sabía que él me miraba de vez en cuando, pero no me hablaba, sólo inspeccionaba. Por mi parte, fingía mirar los árboles.
—No nos pudimos presentar, soy Jackson—dijo él rompiendo el hielo. Él se dio cuenta de que ya sabía eso y se rio—Lee Tremblay. Jackson Lee Tremblay—se corrigió.
Me quedé mirando sus ojos como boba. De cerca los pude observar bien, la pupila estaba rodeada por un círculo negro y por dentro tenía muchos tonos de azul. Pero lo más interesante es que parecían tener un brillo propio y Jackson solía entrecerrarlos, como si se encandilara con el propio resplandor de sus ojos.
—Eres inglés—observé. Su acento era inconfundible. Jackson era el único inglés aquí.
—¿Muy obvio?—preguntó—A ti se te nota bastante que eres americana—comentó mirándome de arriba abajo. Este chico me hacía querer salir corriendo—¿Por qué llegaste tan tarde?
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...