Recién pude reencontrarme con los demás chicos de Villiers varias horas después, cuando ya se habían llevado a Beck y Brussard me dejó tranquila. Todos ellos estaban en una ronda en la sala de estar. Liz les había preparado un delicioso desayuno para que se calmaran un poco luego de todo el ajetreo de anoche.
—¡Alex!—me señaló Abby con una sonrisa.
Todos los chicos de Villiers se abalanzaron sobre mí y recibí un abrazo de cada uno de ellos. El último fue Francesco, quien sólo se quedó de pie frente a mí. Me miraba extraño y no con la mirada de complicidad a la que me había acostumbrado.
—¿Para ti fui un amigo o sólo alguien por quien luego te pagarán?—preguntó inocente.
—No fingí ser así, yo soy como me conociste y peor. Que mi trabajo no confunda tus ideas sobre mí—abrí mis brazos y le sonreí.
Él me inspeccionó con esa cara tan cómica que tiene. Luego se lanzó sobre mí y me abrazó fuerte, casi levantándome del suelo.
—Eres la persona más especial del mundo—le dije entre lágrimas.
Esta misma tarde tomaba el vuelo de regreso a casa y me ponía muy triste tener que separarme de estos chicos. A un costado vi que Gracie nos observaba en silencio. Le extendí el brazo para que se uniera al abrazo.
—Voy a extrañarlos tanto—les dije cuando me separé. Gracie se había largado a llorar y se aferraba a mí.
Estaba llorando porque en serio que no quería irme de este lugar. Desearía quedarme aunque sea un día más y disfrutar con ellos sin tener que andar escondiéndome. En mi interior sabía que esta misión no había terminado, recién estaba empezando. Ya sé quién mató a Jason, pero no sabemos quién lo mandó a matar. Tampoco sabemos cómo surgió esta mentira sobre el laboratorio ni por qué beneficiaría a Brussard.
—Gracie, te prometo que algún día iré a visitarte y te compensaré esa salida de amigas que teníamos planeada—le prometí. Ella sonrió limpiándose las lágrimas de los ojos—Aún puedes divertirte mucho con las otras chicas.
Francesco me miró serio y se apartó de nosotras.
—No nos quedaremos—me informó—Los demás tienen miedo y nuestros padres no quieren que sigamos aquí.
—Lo siento tanto—me disculpé—Les arruiné el verano y ustedes pagaron tanto por estar aquí.
—No es tu culpa, Alex, tú sólo hacías tu trabajo—dijo Will encogiéndose de hombros.
Habíamos vuelto a estar todos en ronda nuevamente. Faltaba Jackson, lo vi una vez y no alcanzamos ni a hablar que él se tuvo que ir a la Sede Central a reunirse con su superior, Natalie Humphrey.
—Nos salvaste la vida, eso es más valioso que el dinero—dijo Alisha y los demás asintieron con la cabeza.
—No se habrá terminado el verano aún, pero fue el mejor verano de mi vida—comentó Ansel riendo.
—El mío también—dijo Abby luego todos comenzaron a decir lo mismo.
—Y yo debería estar en la escuela ahora... ¡Pero aún así fue el mejor verano de mi vida!—dijo André y todos nos reímos.
Ahí fue cuando todos recordamos que no eran vacaciones en Brasil, pero tampoco faltaba mucho para que lo fueran, así que André tenía mucha suerte. El resto de nosotros tenía todo un año por delante.
—Ahora les contaré a mis amigos que fui parte de una misión secreta—dijo Will.
Todos comenzaron a hablar de lo que contarían cuando llegaran a sus casas. Que los hice escapar por un ducto de ventilación, que los escondí en una habitación secreta. Parecían felices, raro. Ahora entiendo por qué Brussard dijo que hice bien mi trabajo, los protegí de cierta forma que no tuvieron que pasar por ninguna situación de verdadero peligro. Lo más trágico que vivieron fue el despertarse atados sin saber lo que había pasado. Gracie fue la que más vio y estaba muy callada. Tiene miedo. Ella se iba esta tarde también así que habíamos ido a nuestra habitación a preparar las maletas.
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...