Dos meses atrás...
—¡Tierra llamando a Alexandra!—gritó Beck a mi lado. Desvié la mirada de Jason y miré a Beck enojada—Tienes el pelo sobre tu comida—señaló.
Me di cuenta de que mi pelo estaba manchado con salsa, lo saqué y lo limpié con una servilleta. Ahora estaba pegajoso.
—¿Te has dado cuenta de que siempre te pasan estas cosas cuando miras en esa dirección?—miró disimuladamente a la mesa de Jason y negó con su cabeza en desaprobación.
—Siempre me pasan estas cosas, no importa a dónde mire.
—Torpeza natural—dijo serio.
—Prefiero ser torpe a ser una amargada—contesté irónica.
—Sí, pero te daré un consejo—se acercó más a mí—Si algún día tienes novio, no vayas a comer con él hasta que, mínimo—recalcó lo último—hayan estado dos años juntos.
Todo me sale mal y Beck se encarga de recordármelo todos los días. Simplemente no me doy cuenta de cosas como que hay helado en mi nariz, me senté sobre goma de mascar, mi pelo está sobre mi comida o, peor, hay salsa en mi frente ¡¿Cómo llegó eso ahí?! Jason jamás miraría a alguien tan estúpido y patético. O sea yo.
—¡Miren esto!—escuché la aguda voz de Lily Stevens, la novia de Jay Thompson.
En simples palabras, la aborrezco. Ella se la pasa insultándome y riéndose de mí. En realidad, me molesta porque ambas somos muy buenas con la puntería de cuchillos, pero yo siempre le gano. Es más o menos lo único que me sale bien, eso y pintar.
Levanté la vista y miré hacia la mesa de Jason. Había como nueve personas rodeándola y observando una especie de caja metálica que Lily había dejado sobre la mesa.
—¿Qué es?—preguntó Jason señalándola.
—Es algo que Brussard nos envía, lo que hay allí dentro es sorpresa.
Ahí es cuando me atraganto con la comida ¡Un regalo de Brussard! Debe ser genial, todos sus regalos son geniales. Miré a Beck, él estaba muy concentrado en un libro de informática, ni se había dado cuenta de esto. Todos se lanzaron sobre la caja, pero Lily la agarró primero.
—Primero hay que abrirla, ese es el tema—dijo obvia.
—Dame eso, lo abriré en un abrir y cerrar de ojos—dijo Jay.
Le arrebató la caja y comenzó a inspeccionarla.
—La tapa está sellada y no veo cerradura—señaló y ella negó con la cabeza—¿Cómo se supone que vamos a abrirlo si está toda sellada?—dio vueltas la caja entre sus manos.
—Es una prueba, tenemos que hallar la forma de que se desbloquee—explicó Jason calmo, a diferencia de su amigo que siempre parece estar alterado—Tal vez sea una frase—agarró la caja y comenzó a mirarla detenidamente.
—¿Te pondrás a hablarle?—preguntó Jay y todos los demás estallaron en carcajadas.
—Dame eso, Goldbart—otro chico le arrebató la caja y le dio un puñetazo.
Ahora todos los que estaban en la cafetería de la Academia estaban rodeando la caja de metal. Incluso me animé a acercarme a observar.
Luego otro se puso a insultarla—lo que causó mucha risa—Otro la golpeó con un tenedor, volcaron agua sobre ella, intentaron cortarla, quemarla y hasta le indujeron una descarga eléctrica. Pero nada logró abrir la caja.
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...