Cuando abrí la puerta de mi casa me encontré con Jackson ahí, era la última persona a la que esperaba encontrarme aquí.
—¿Jackson?—pregunté asombrada.
Por poco creí haberme confundido, últimamente me pasaba mucho con Beck, veía a alguien con unos rulitos claros y ya corría a abrazarlo. Pero sí estaba segura con Jackson, más que nada cuando vi esos ojos que parecían tener brillo propio. Sus labios rosados, su cabello negro, no los había visto por meses.
—Alex—sonrió. Otra vez esa sonrisa.
Fue cuando lo vi sonreír que me enamoré de él.
Lo abracé como lo había hecho en mis sueños. Respiré profundo para poder sentir su aroma fresco, como una brisa, otra vez, jamás olvidé su aroma. Creí que jamás volvería a sentirlo y ahora que estaba conmigo se sentía tan real, como si ayer fuera que nos despedimos en Villiers.
—¿Qué haces por aquí?—le pregunté cuando nos separamos.
—Emm...—tartamudeó—Algunas cosas para Natalie. Ya que estaba aquí quería pasar a verte—ahí estaba otra vez su acento, sonreí al escucharlo.
—¿Estás solo en Nueva York?—le pregunté burlesca.
—Mejor no hablar de eso—rio conmigo.
Nos quedamos observándonos el uno al otro. En serio había pasado un buen tiempo. Estos meses había estado tan sumida en Beck que me desconecté totalmente de todos. Con Jackson aquí es como si volviera a ser la yo de antes, la que aún veía el lado positivo de la vida.
—¿Quién es este jovencito?—apareció mi abuelo detrás de nosotros.
—Jackson Lee Tremblay—se presentó él y le tendió la mano a mi abuelo.
Mi abuelo me miró sorprendido al escuchar el acento y luego lo miró de reojo. Entrecerró los ojos como tratando de recordar algo.
—Él es mi abuelo—lo presenté.
—He oído algo de ti—dijo mi abuelo señalándolo. Luego pareció recordarlo, pues se lo había nombrado cuando le contaba todo sobre Villiers—Tú eres el que ayudó a mi nieta a regresar sana y salva.
—Ella también ayudó mucho—dijo Jackson sonriéndome.
Obvio que sólo le conté esa parte a mi abuelo y no le hablé sobre todos los problemas que tuvimos.
—¿Por qué no te quedas a cenar?—le preguntó mi abuelo.
Quería que se quedara; sin embargo no quería que viera el desastre de familia que tengo, él parece tener una vida más tranquila. Aunque Jackson nunca habló de su familia en realidad.
—No quiero molestar—se disculpó Jackson.
—¡Por favor! Cualquier amigo de Alex es bienvenido en nuestra familia—mi abuelo colocó su mano sobre mi hombro. Jackson me miró y yo sólo me encogí de hombros.
—Está bien—respondió.
—Hoy cociné yo—comentó mi abuelo mientras lo hacía pasar.
Mi mamá vino a la sala y se presentó a Jackson, amablemente para mi suerte. Luego mis escandalosos hermanos hicieron su papel de niños buenos, se les pasará cuando entren en confianza.
Mi abuelo había agarrado a Jackson y se lo había llevado a la sala de estar. Mientras tanto, mi mamá vigilaba la comida y Peter y yo poníamos la mesa.
—Es muy guapo—me susurró mi mamá cuando fui a sacar los vasos.
Me sonrojé y me hice la que estaba muy ocupada contando los vasos.
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...