Capítulo 25: Habitación K13

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Apenas ingresé al hospital me dirigí a la recepcionista. Tuve que hacer fuerza para no reír, pues la mujer tenía su camisa blanca de trabajo y debajo se había puesto un sostén rojo fuego. Ella me miraba extrañada; pero mis ojos inmediatamente se desviaban a esa gran mancha roja en su camisa. Despejé mi cabeza y me puse en mi papel.

—Buenos días, quería saber cuál es la habitación de Jay Thompson—sonreí simpática.

—¿Tu nombre?—preguntó.

—Lilian Stevens—respondí por el nombre de su novia, Lily. La recepcionista revisó su computadora y me miró negando con su cabeza.

—Tu nombre no figura en la lista de familiares.

—¡Pero soy su novia!—exclamé—¿Y desde cuándo hay una lista?—pregunté enfadada, aunque curiosa en el fondo. Sé que varios de sus compañeros han venido a visitarlo, esto era nuevo.

—Desde que intentaron desconectar al señor Thompson—respondió la recepcionista.

Me quedé congelada con ese dato. Con esto aún dudo más de que Jay se haya caído de las escaleras, alguien ha intentado asesinarlo y hasta ahora no lo ha logrado. Este chico era difícil hasta dormido.

—¿Cuándo sucedió esto?—pregunté colocándome una mano en el pecho, como fingiendo gran preocupación.

—Hace un mes—respondió.

Beck no fue, imposible que lo haya hecho desde la cárcel. Aunque también está la teoría de que Jay era odioso y más de uno tenía ganas de asesinarlo.

—Mire...—unas lágrimas falsas caían de mis ojos—No lo veo hace cuatro meses y ya no soporto más esto, sólo serán unos minutos, puedo entrar custodiada; pero por favor déjeme verlo—supliqué y me apoyé sobre su escritorio, casi estaba arriba de él.

Estando en esa posición lograba ver su computadora: Paciente: Jay Thompson...blah blah blah... ¡Habitación K13.!

—Lo lamento, la familia exige que esta lista se respete—dijo hosca. Luego la mujer me dio la espalda y siguió haciendo lo suyo.

Di la vuelta y salí por la puerta de entrada. Me fui para un costado del hospital y me quedé detrás de un contenedor de basura observando la salida de emergencia y estando alerta por si alguien abría la puerta. Un enfermero salió de allí dentro y salí corriendo del contenedor para alcanzar la puerta antes de que se cerrara. Una vez que ya estaba adentro, caminé hacia los vestidores de la enfermería. Tomé un traje, un barbijo, me até el pelo y me encaminé hacia la habitación de Jay. Cuando llegué allí, obviamente, la puerta estaba con llave. Usé una llave maestra que le había sacado a mi abuelo y logré abrirla. Me introduje dentro de la habitación y cerré nuevamente con llave.

Me quedé observando a Jay, parecía dormido y no con esa energía que él solía tener, estaba pálido como el papel. Dicen que la gente en coma puede escuchar lo que les dicen y hasta saben quién está con ellos. Pero no estoy aquí para hablarle, vine a ver su diagnóstico porque necesitaba saber qué tan grave está. Abrí el cajón que estaba al lado de la cama y saqué el diagnóstico. "Somnolencia" fue lo único que entendí, significa que Jay puede responder a órdenes verbales, eso lo habíamos aprendido en la Academia. También había una nota del médico que decía que Jay se había estado recuperando en los últimos meses. Eso es bueno, supongo, a veces tardan años en despertar. Guardé el diagnóstico nuevamente en el cajón y en este mismo encontré todas las cartas que le habían dejado. Algunas las reconocía, eran alumnos de la Academia, otra era de su novia, una de Brussard e incluso la madre de Jason le había dejado una.

Casi escupí mi corazón cuando sentí que me tomaban el brazo. Levanté la cabeza y me encontré con los ojos café de Jay mirándome fijamente.

—Jay—chillé asustada, pero él no respondía y tampoco me soltaba—¿Me reconoces?

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