Volver a la normalidad no fue para nada fácil. Solía tener pesadillas por las noches, soñaba con que me encontraba con Brussard, yo estaba sola en una celda muy oscura y él reía desde afuera, su risa era lo que más miedo me causaba. Despertaba en medio de la noche sudada y gritando. Beck me ayudó a superarlo, ya que él había pasado por lo mismo.
La Junta Directiva, conformada por cinco personas que se encuentran por arriba del Director, le ofreció el cargo de nuevo Director de la Sede de Servicios Secretos a mi abuelo. Fue un puesto al cual él siempre aspiró, se la pasaba todo el día hablando de todas las cosas que cambiaría allí y cuando se le presentó la oportunidad no pudo rechazarla. Lo primero que hizo fue deshacerse de la Quinta Sección y de toda la gente que fue partícipe de los crímenes y corrupción de Brussard. Su aliada más importante era Natalie, conformaban un gran equipo.
Volver a la escuela no fue peor que las pesadillas pero sí que me costó recuperar el año. Tuve que estudiar muy duro para poder cumplir mi objetivo: graduarme. Y lo hice con honores, conseguí una de las mejores notas del curso, fue uno de los momentos más felices de mi vida.
El primer día en que me reincorporé entré a la escuela temerosa creyendo que alguien se había enterado de mi identidad, ya que cuando salieron las noticias había gran cantidad de rumores y tal vez alguien me vio por televisión cuando pasaban fotos de los acontecimientos. No fue así. Cuando entré a la escuela, Mindy y sus perritos falderos me recibieron con un empujón de hombros.
—¡Eh, rara! ¿Cómo te fue en Canadá?—me preguntó Mindy—¿Por qué no te quedaste allá? ¿O acaso te trajeron de vuelta porque tampoco te soportaban allí?—todos los que habían escuchado, es decir todo el pasillo, comenzó a reír a carcajadas.
Mindy colocó una mano sobre mi libro de arte, iba a burlarse de él como solía hacerlo "¡Enfréntate a ella!" Con mi mano libre, tomé la muñeca de Mindy antes de que agarrara mi libro y la retorcí lentamente. Mi agarre era demasiado fuerte como para que se soltara. Ella hizo una mueca de dolor y la solté. Me miró aterrorizada.
—Estoy harta de ti y no dejaré que arruines lo que queda del último año—dije en un tono seco e inexpresivo, como había aprendido en la Academia. Luego seguí caminando tranquila.
Ella no volvió a molestarme jamás. En fin, perro que ladra no muerde. Desearía que Noah hubiese visto eso.
Fue raro encontrarme otra vez con Adrian, no volvió a invitarme a salir, ni siquiera me dirigió la palabra. Esperaba al menos arreglar un poco las cosas, pero ya había pasado mucho tiempo y yo no me había dado cuenta de eso. Este par de meses que estuve escondida fue como si esta realidad, la escuela y Nueva York, hubiera quedado en pausa para mí. Cuando volví encontré que la vida había seguido aquí y habían cambiado muchas cosas. Incluso todos hablaban de canciones, series nuevas o alguna película de la cual yo no tenía idea, me sentí muy extraña, costó que me acostumbrara a esa realidad. Y por fin llegaron los exámenes finales y los nervios por las cartas de aceptación en la Universidad. Ese era un problema que yo no tenía, aunque le dije a todos los profesores que me iba a dedicar al arte y a la actuación. Me ofrecieron becas para universidades de arte, las cuales rechacé. Mi vida estaba en el espionaje, ya lo tenía muy decidido. Me quedaba sólo un año en la Academia.
Para mí, el último año era el mejor, ya que no tenía que ir a la escuela, pero también era el más difícil. No se trataba de aprobar, sino de sobrevivir. Antes eso me preocupaba mucho, pero dado todo lo que he vivido últimamente estaba segura de que el último año no sería peor.
Steph sí se había decidido por estudiar artes dramáticas, aún así no se fue del todo. Realizó algunos trabajos de espionaje para mi abuelo. Hacía de informante, se hacía pasar por alguna azafata de avión o una chica revolucionaria que se pone a dar discursos políticos en la calle. Nos servía mucho tener una actriz. En fin, nunca te alejas del todo de tu antigua vida.
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...