Capítulo 24: Último Año

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—Aléjate de todo esto antes de que sea tarde y quedes atrapada—dijo Beck, él ya no parecía un lunático, era el Beck de siempre. Sin embargo, seguía enterrándome la pulsera en el brazo, me cortaba la circulación—Jason te dijo que confiaras en mí, déjame ir—su voz se hacía lejana y su rostro se desvanecía.

Beck comenzaba a alejarse y yo estiraba mis brazos para que no se fuera y se quedara conmigo; pero el sonido del timbre era cada vez más fuerte y comenzaba a despertarme.

—¡Alex!—escuché el grito de Stephanie a mi lado.

Levanté rápidamente la cabeza de mi mesa y miré a mi alrededor. Otra vez estaba en la escuela. La mayoría de mis compañeros ya se había ido del curso, era la hora del receso.

—¡Otra vez te quedaste dormida en clase!—espetó Stephanie mientras agarraba sus útiles y se levantaba de su asiento.

—No volverá a pasar—respondí malhumorada recogí mis cosas.

—¿Otra vez tienes pesadillas con Beck?

—No—mentí

Tenía pesadillas desde que salí de Villiers. No dejaba de pensar en él y tenía sueños retorcidos sobre lo que sucedió. En los sueños no lograba salvar a nadie y me despertaba muy asustada e incluso llegué a soñar que Lambert me mataba.

Salimos del salón de clase y fuimos a nuestros casilleros. Stephanie me observaba con una mirada acusadora.

—Alex, sé cuándo mientes—solté un bufido y abrí mi casillero—No puedes estar todo el día pensando en lo mismo, por eso tienes pesadillas.

—¿Cómo podría olvidar que mi mejor amigo mandó a asesinar a Jason y luego intentó asesinarme? Luego llego y resulta que tú también dejarás de ser espía—murmuré—¡Nada está bien en mi vida!—metí mi cabeza dentro del casillero para que no me viera hacer pucheros.

—Sabes que nunca fue lo mío—dijo en un tono calmado y sereno. Luego apoyó una mano sobre mi hombro y acercó la cabeza—Pero sí es lo tuyo, por eso no debes rendirte.

Asentí con la cabeza aún dentro del casillero. Algunas lágrimas se resbalaron de mis ojos, se sentía bien sacarlas. Desde que terminó el verano, no había tenido un solo segundo de felicidad en mi vida, me sentía muy sola.

—¡Hola!—dijo una voz chillona y desconocida detrás de mí.

Saqué la cabeza del casillero, me limpié las lágrimas y me di la vuelta. Me encontré con una chica que creo haberla visto antes, iba vestida de porrista. Todas se parecen. Aunque esta tenía el pelo castaño y parecía buena gente, no era del grupo de Mindy Steel, eso ya era buen indicio.

—Hola Sarah—la saludó alegremente Stephanie y luego volteó hacia mí—Ella es Alex—me presentó.

Como saludo, le sonreí muy fingidamente. Luego volteé hacia mi casillero otra vez reprimiendo las ganas de volver a meter la cabeza.

—En fin, vine a invitarte a mi fiesta de dieciséis, puedes llevar a Alex si quieres...

—No, gracias—contesté fría y sin siquiera voltear.

—Estaremos ambas allí—contestó Stephanie recibiendo la tarjeta de invitación.

Sarah se fue y volteé hacia Stephanie como furia. Ella estaba leyendo la tarjeta y no pareció darse cuenta de mi humor.

—¿Estaremos?—le pregunté irónica.

—Es hora de que empieces a salir otra vez ¡Es tu último año en la escuela! Y ahora tienes más tiempo libre que antes.

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