La mañana del jueves, me desperté de un salto. Llegó el día, sacaremos a Beck de ese infierno.
No había dormido desde que Jay me confesó que era Brussard quien nos había estado observando. Él nunca fue quien yo creí que era, resultó ser un corrupto y un asesino. Me siento tonta por haber confiado tanto en él mientras me estaba mintiendo a la cara. Incluso luego de haberme mandado a matar yo seguía confiando en él porque no tenía ni idea de lo que era. Mi abuelo siempre dijo que Brussard no era un buen hombre, él lo conocía desde hacía décadas, pero tampoco tenía pruebas de eso.
Los archivos, de los cuales Jason y Beck vieron su contenido, eran la prueba de quien era realmente Brussard. Lily, nuestra espía en la Sede, descubrió que Brussard cree que aún tengo el diario y esa es la razón por la que me busca.
Cuando acabé de desayunar, fui a mi habitación a buscar mi mochila y me quedé observando el pequeño bolso que había armado con un poco de ropa, lo metí dentro de la mochila vacía. Mi mamá no tiene que sospechar nada de que huiré. Me duele tanto hacerle esto a mi familia; pero si me quedo aquí los pondré en riesgo a todos ellos.
Antes de salir, me despedí de mi mamá como cualquier otro día y luego de mi abuelo.
—Vas un poco cargada hoy—comentó mi abuelo señalando mi mochila.
Me encogí de hombros nerviosa y salí de la casa.
Hoy fue un día totalmente normal en la escuela, traté de no pensar tanto en esta noche, aún así me era imposible. Me estaba torturando el no saber qué será de mi vida mañana.
Al salir de la escuela fuimos directo a nuestro escondite. Cuando llegamos, ya todos estaban ahí y Lily fue la última en llegar, parecía bastante agitada.
—Luego de esta noche tendrán que huir—dijo Lily bajando las escaleras apresurada—Brussard dio órdenes de capturarlos. A ti también, Alex. Ya sabe que se encuentran aquí y sospecha que están planeando algo, pero no sabe qué es—Jay y yo nos miramos asustados—También sé que quiere deshacerse de Beck cuanto antes, creo que piensa hacerlo mañana luego del juicio.
Beck morirá si no lo sacamos esta noche. Otra vez sentía que me temblaban las piernas, pero respiré profundo y me dispuse a seguir con esto, ya no había vuelta atrás. Era esto o ser capturada.
Inmediatamente nos pusimos manos a la obra. Stephanie hizo un gran trabajo con el maquillaje. Ambas habíamos estado en un club de teatro y ella sabía hacer máscaras, disfraces y maquillaje. Copió las caras de tres guardias de los calabozos que se parecieran más o menos físicamente a nosotros e hizo las máscaras. Al no quedar completamente iguales, lo compensamos con maquillaje y en el caso de Albert, cuyo guardia que le tocó era canoso, le pusimos una peluca.
—Bien—dijo Stephanie cuando terminó de arreglarlos. Lily, Albert y yo ya estábamos listos cada uno con nuestras máscaras, peinados y vestimenta de guardias—Alex, tú serás Susan McAdams, Lily, serás Rachel Smith y Albert, serás Bob Parker—nos entregó nuestras identificaciones a cada uno.
—¿Qué haremos con los verdaderos guardias?—preguntó Lily.
—Recibieron un mensaje de la Torre que dice que no se presenten a trabajar debido a problemas técnicos—respondió Jay.
Ya estábamos listos, sólo faltaba ir a la Torre. Me despedí de Stephanie con un largo abrazo.
—Ya sabes qué hacer si no vuelvo—susurré a sus oídos. Ella asintió con la cabeza.
—Cuídate—me dijo.
Una vez que llegamos a la Torre, nos estacionamos con la Trafic de Albert en una calle medio abandonada que había detrás. Jay se quedaría allí con todas las computadoras vigilando las cámaras y permitiéndonos llegar a los calabozos.
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...