Pasamos el resto del día armando un plan de rescate. Lo más cerca era París; pero lo más probable es que el cuaderno se encuentre en Florencia con Francesco. Allí es a donde vamos a ir.
Estábamos todos reunidos, Beck, Jay y yo y Jackson con todos sus amigos. Natalie estaba hablando con uno de sus espías en la Torre y mientras tanto, nosotros estábamos discutiendo sobre cómo hacer que Fran y Gracie vengan hasta aquí sin que tengan que desaparecer necesariamente.
—Tiene que ser disimulado, que nadie sospeche que algo está pasando—dijo Jackson.
Las puertas de la sala de reuniones se abrieron de par en par y la voz de Natalie inundó el salón.
—No hay tiempo para armar planes elaborados, mi espía me acaba de informar que Brussard está investigando a los niños del campamento. Aún no encuentra el paradero del cuaderno; pero va por Dentolini y Dumont porque sabe que eran amigos de Alex y podrían estar ayudándola—informó Natalie—Ya sabe que no está en Canadá.
—¿Qué sabe de mí?—preguntó Jay.
—Contigo es más difícil por la grabación falsa del aeropuerto, sin embargo no se rinde.
—¿Ahora qué hacemos?—preguntó Bill.
—Brussard es muy rápido, he visto cómo consigue lo que quiere con una sola llamada—comentó Beck preocupado.
—Hay que ir por ellos, no queda otra—dijo Jackson—Si es como tú dices, ya debe tener gente en Italia y Francia buscándolos.
—Pondríamos en riesgo el plan—terció Jay.
—El plan ya está en riesgo, nos están buscando—lo contradije.
Natalie estaba apoyada sobre la mesa escuchando cada punto de vista. Finalmente, se enderezó en su silla y cruzó los dedos.
—Iremos por ellos, es arriesgado, lo sé, pero ahora mismo ellos son parte de todo esto—dijo Natalie
—Me ofrezco para ir a buscarlos—dijo Noah—Hablo algo de italiano, podría ser de mucha ayuda.
—Yo también quiero ir—me adelanté a decir.
—No, tú te quedarás aquí a salvo—me contradijo Natalie.
—A mí me tienen más confianza, si va un desconocido se asustarán y huirán—argumenté.
—Eso es verdad—me apoyó Jackson—Es muy importante que Francesco y Gracie se suban a ese avión por cuenta propia. Si lo hacemos parecer un secuestro, Brussard se aprovechará de la situación para poner a todo el mundo en nuestra contra.
Costó demasiado convencer a Natalie, aún así terminó cediendo. Quería ir, a pesar de que es arriesgado porque los hombres de Brussard nos podrían atacar. Es la culpa que siento, si yo no hubiera lanzado ese cuaderno al río, Francesco nunca lo hubiera encontrado y ahora no los estarían buscando. Pero si no lo hubiera arrojado, ahora Brussard lo tendría y yo estaría muerta por haberlo leído. Haré lo que sea para salvarlos, no permitiré que caigan en las manos de ese monstruo.
Fuimos en un avión de carga, Noah, Becca y yo. Ella se quedaría allí a hacer guardia y nosotros dos iríamos a buscarlos. Durante el vuelo, nos habíamos estado arreglando, pues era un restaurante elegante y no podíamos entrar vestidos así nomás. Becca me había alisado el pelo y me había prestado su maquillaje. También me habían prestado algo de ropa de la Sede, me habían dado un tapado negro y unas botas sin tacos altos, por suerte. Debajo de la ropa, llevaba armas por todo el cuerpo.
Llegamos a Florencia en un par de horas. Aquí ya era la una de la mañana. Era Viernes, así que el restaurante de Francesco seguía abierto. El lugar se llamaba "Ristorante Dentolini"—debí imaginármelo—La pared de la entrada era de piedra, el lugar tenía una luz tenue, las mesas y sillas eran de madera lustrada, era muy lindo. Aún había gente comiendo. En una de las paredes había una foto de toda la familia Dentolini, sonreí al ver a Francesco rodeado de sus cinco hermanas. Sus hermanas se parecían increíblemente a él, piel trigueña, ojos marrones, pelo castaño ondulado y grandes dientes delanteros.
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...