Capítulo 33: La Verdad sobre Beck McCullers

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Cuando el avión ya estaba en vuelo, Jackson y yo nos sentamos frente a Beck y Jay.

—Creo que hay que brindar por este momento—dijo Jay levantando su copa con algún licor en ella.

—¿Trabajaron juntos?—preguntó Beck señalándonos a ambos.

—No fue fácil—suspiró Jay dándole un largo trago a su copa.

Jay se dio cuenta de que yo no estaba riendo ni tomando de mi copa. Al contrario, me quedé observándolos a los dos acusadoramente.

—¿Qué sucede?—preguntó Jay dejando su copa sobre la mesilla.

—Ya están los dos aquí, quiero que me den respuestas—dije cortante.

Quería que supieran que si me quieren con ellos tienen que dejar de ocultarme cosas. Sabía que Jay había evitado contarme muchas cosas, así como cuando no me quiso contar que era Brussard quien nos vigilaba, ahí fue cuando supe que él sólo fingía no saber nada.

Ambos se miraron sorprendidos por mi repentino cambio de humor.

—A mí también me gustaría entender la situación—me apoyó Jackson.

—Está bien—dijo Beck acomodándose en el asiento—Son demasiadas cosas ¿Por dónde quieren que empiece?—apoyó sus codos sobre sus piernas y pude ver bien su cara.

Fue ahí cuando me di cuenta de lo realmente mal que lucía Beck, tal vez porque había más luz y estábamos más tranquilos. Sus ojeras estaban muy marcadas, más que cuando lo fui a visitar a los calabozos, estaba pálido, sus ojos rojos, noté que en uno de sus pómulos tenía un moretón que ya casi desaparecía, sus nudillos estaban rojos y tenía marcadas las muñecas como si lo hubieran tenido atado. Y descubrí que Beck había sido torturado.

—¿Qué tal desde el principio?—preguntó Jackson obvio.

Beck lo miró con los ojos entrecerrados y respiró profundo.

—¿Por qué Brussard mandó a matar a Jason?—pregunté, interrumpiendo sus miradas de odio.

—Buena pregunta—asintió Beck—Pero para que lo entiendan, es mejor que nos remontemos a ocho años atrás cuando el director de la Torre era Joseph Cranston.

—Oí que fue asesinado—comenté.

—Así fue; pero nunca nadie supo quién lo asesinó—dijo Jay.

—Se dijo que lo asesinaron los narcotraficantes—continuó Beck—Era lo más lógico, Cranston combatió a los narcotraficantes durante años; hasta se tuvo que ir a vivir a una base militar porque lo estaban persiguiendo para asesinarlo a él y a su familia. Pero los rumores corrían: unos decían que en realidad no lo asesinaron los narcotraficantes, que fue el mismo gobierno quien lo mandó a matar; otros decían que fue la mafia rusa, otros que fueron los terroristas, se llegó a decir que fue su esposa quien lo mató, e incluso, Brussard; que en ese momento era su mano derecha y luego de su muerte pasó a ser el director.

«Pasaron seis años y nunca se descubrió a su asesino—siguió Beck—Los chismes despertaron la curiosidad de Jason, por eso él comenzó a hacer su propia investigación. Hizo todo solo. Era bastante reservado y, además de que prefería hacer las cosas solo, no se fiaba de nadie. Pasaron dos años de una investigación que no llevaba a ninguna parte. Lo único interesante que había encontrado Jason sobre Cranston, era que cuando éste era policía había matado a un hombre inocente en un tiroteo. No se aplicaron cargos contra Cranston ya que cuando él disparó, la bala rebotó en un caño y mató al hombre. Jason comenzó a interrogar a personas que trabajaban en la Torre y se encontró con varios enemigos de Brussard. Más de la mitad de las personas a las que interrogó no se atrevieron a hablar y otras pocas le dijeron que no les agradaba Brussard, creían que escondía algo y sospechaban que él fue quien mató a Cranston. Al parecer, los dos peleaban todo el tiempo, Brussard siempre se oponía a Cranston. Otros le dijeron que Brussard andaba en la mala»

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