Hoy había terminado un poco más temprano con mis actividades y fui a la sala de entrenamiento a observar cómo Lucas le enseñaba a Francesco a luchar. Él quiso aprender por su cuenta, al no tener filtro en lo que dice, recibe muchas palizas. No le vendrá mal aprender a dar unos cuantos golpes. Francesco era flacucho y torpe, sin la más mínima pizca de músculo. Contrastaba mucho con el resto de los chicos que estaban entrenando.
En la banca que estaba a mi lado, había un grupo de unas cuatro chicas, dos sentadas en el asiento y dos en el suelo. Estaban cuchicheando cosas incomprensibles, seguro que es algo estúpido pero ellas quieren que parezca un secreto. En un momento, me pareció que estaban hablando de mí y volteé hacia ellas. Pues cada vez que siento mi nombre detrás de mí, se me viene a la mente el mal recuerdo de Mindy.
—Alexandra ¿no?—preguntó una de ellas, la que estaba sentada en la banca. Asentí con mi cabeza—Ven con nosotras—me sonrió.
Las dos que estaban sentadas sobre el asiento me hicieron espacio entre ellas para que me uniera al grupo.
—Justo estábamos hablando de las cosas que has hecho, son increíbles—dijo una chica que estaba en el suelo.
—Eres muy valiente—dijo la que me invitó a unirme—Soy Tiffany, por cierto.
Le sonreí y busqué a Francesco con la mirada, no me sentía muy cómoda aquí. Cuando lo encontré, él estaba tirado en el suelo con brazos y piernas extendidos mientras Lucas le daba agua en la boca. Al menos hizo el intento.
—Veo que te juntas con el grupito estrella—dijo Tiffany entre dientes.
Volteé hacia ella y la miré de reojo. Ya no me gustaba su actitud.
—¿Estrella?—le pregunté manteniendo mi papel de inocente.
—Pues sí, Lucas, Bill, Noah y Jackson. Ellos son los preferidos de Natalie, obvio que no lo serían si ella no fuera la madrina de Jackson—explicó Tiffany rodando los ojos.
Ahora entendía el motivo de por qué Jackson tenía tanta confianza con Natalie. Eran familia. Lo que no comprendía era por qué él no me tuvo la confianza para decírmelo, no era nada malo. Aunque ahora veo que estas chicas creían que Natalie tenía favoritismo con él, tal vez no quiso que yo pensara lo mismo.
—Ellos se han comportado muy bien conmigo y mis amigos—los defendí y ellas intercambiaron miradas cómplices.
Me molestó mucho que hablaran así de ellos, a pesar de que apenas los conocía, me salvaron la vida. Por otro lado, Natalie no parece ser de la que tiene favoritos, si tiene que hacerlos construir un muro, luego destruirlo y volverlo a construir sólo por castigo, lo hace. Jackson suele quejarse de lo exigente que es Natalie.
—En ese grupo Noah es el único que vale la pena—continuó Tiffany en tono dramático y negando con su cabeza—El resto son malos chicos.
—Los otros tres son unos mujeriegos, Lucas no tanto porque está enamorado de Becca desde hace tiempo; pero cuando se lo dijo ella le rompió la nariz—rió la chica de pelo corto que estaba en el suelo—Pero los otros dos...—suspiró y negó con la cabeza.
—Principalmente Jackson, ese es el que tiene la copa de oro—dijo Tiffany y las cuatro reían maliciosas. Bajé la cabeza tratando de ocultar mi ira y Tiffany les hizo un gesto para que pararan de reír—No me digas que estás con Jackson—no le respondí. Su tono de voz no fue ni cerca de cruel, como hubiera deseado, sino que más bien fue de preocupación—Alex, pareces una buena chica, no te arruines la vida con un chico como él.
—Conozco a Jackson, él no es un mal chico—contesté. Jackson sólo ha tenido problemas y se refugia en su mal carácter. Todas ellas comenzaron a reírse luego de escucharme decir eso.
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El Campamento
Teen FictionAlexandra Crawford no es sólo otra adolescente, trabaja en servicio secreto. Torpe, optimista, osada, vulgar y bromista son algunos de los adjetivos con los que la describen pero hay uno que nadie tiene en cuenta: es astuta. Cuando ella creía qu...