Capítulo 33: "Black and White"

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Atlas lanzó un malvabisco al aire y lo atrapó con su boca.

-Soy un hacker, hago maravillas, puedo conseguirte la tablilla en mínimo media hora -dijo y Keitan lo miró molesto, por lo que añadió -¡¿Sabes cuántos malditos autos hay en Tasmania?! Además, la estúpida computadora pescó un virus, tengo que limpiarla.

-Bien, esperaremos -espetó Keitan con fastidio -. ¿Quién de los nuestros vino a visitarte?

Dejé de observar las pantallas para poner atención a la conversación.

-Era un agente. ¿Cómo me dijo que se llamaba? -pensó en voz alta -¿Conner?

-¿Connor?

-¡Exacto!

-¿A qué vino? -preguntó Keitan con interés.

-Quería que le consiguiese un USB capaz de almacenar las grabaciones de no sé dónde con solo ingresarlo a la red de cámaras... Algo así me dijo -respondió Atlas sin mucha importancia -. Se notaba bastante desesperado, se veía agotado, y aún así, dijo que iría a visitar el Faro de Devonport. El sujeto estaba loco.

Fruncí el ceño y miré a Keitan.

En los informes de Connor que Keitan tenía decía que Connor había estado de visita en un Faro, y Atlas había afirmado que aquello era cierto.

-El Faro no está muy lejos de aquí -dijo Keitan y supe a lo que se refería, por lo que asentí -. Cuando logres localizar la tablilla, llámame.

-Claro, equipo Black and White-rió Atlas sin mirarnos -, cuidado con los cables al salir.

Salimos del edificio y caminamos las mismas calles por las que antes habíamos pasado. Un taxi nos dejó cerca del Faro a pasadas las doce del mediodía.

Mersey Bluff Lighthouse era una de la atracciones turísticas más visitadas por los turistas en Devonport, pero al parecer no solo turistas la visitaban. Sino que Connor, un agente fallecido del Servicio Secreto Australiano también había estado de visita por allí.

¿Qué de importante tendría un Faro para captar la atención de un agente de la ASIO?

Keitan y yo caminábamos como un par de turistas más disfrutando de la vista del lugar. Habíamos tomado uno de los muchos paseos e íbamos en dirección a aquel Faro.

Saqué mi celular del bolsillo de mi jean y le tomé una foto a Keitan.

-Bórrala -ordenó al instante -, ahora.

Negué con la cabeza y reí.

-Quedaste muy guapo.

Y era cierto, aunque obviamente él siempre se veía guapo fuese como fuese.

Él no dijo nada más, solo continuó caminando con la misma expresión de fastidio que tanto lo caracterizaba.

-Toma esto -giró hacia mí y le pasé una lata de CocaCola -. Deberías sonreír más a menudo.

-No tengo ganas de sonreír -dijo, aceptando la CocaCola que le acababa de pasar -. No tengo razones para hacerlo.

-Yo siempre sonrió aunque no tenga ganas -expliqué y me miró -. Debemos pensar que siempre habrá alguien peor que nosotros. Siempre hay razones para sonreír, aunque sea de mentira.

-¿Cómo es que haces para siempre verle el lado positivo a las cosas? -preguntó confundido.

-No lo sé, solo pienso que puede pasarme algo peor -me encogí de hombros.

-Dame un ejemplo -pidió antes de llevarse la lata a la boca.

-Pues estamos en Tasmania, investigando el Tazmania -reí -pero aún estamos vivos. Y aún no te han secuestrado para torturarte por mi culpa. ¿Entiendes? Ahora, hazlo tú.

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