Capítulo 40: Química y químicos

154 20 2
                                    

Un bus nos dejó en Lauceston.

Le sonreí a Keitan al bajar y él intentó hacer lo mismo con una mueca.

El odio entre ambos aún existía, pero sólo como el inicio de un boceto; borroso e indefinido.

-¿El departamento de Dominic está muy lejos? -pregunté.

-No, pero si quieres pedimos un taxi -ofreció.

Negué con la cabeza -Me gusta caminar, aunque sería mejor si tuviese mis patines.

-Sigo creyendo que corretear con patines es algo inmaduro para alguien de tu edad.

Golpeé su hombro.

-No hay edad para la diversión, ¿sabes? Algún día patinaremos. Ya te hice adicto a la Coca-Cola, ahora mi meta será hacerte hacer cosas de civiles.

Durante el camino continuamos intercambiando palabras sobre el clima, el mundo y demás temas irrelevantes.

Dominic Sullivan.

El nombre de aquel chico no dejaba de aparecerse como un mal espíritu.

Keitan parecía confiar en él, yo lo intentaba. Según Keitan, Dominic Sullivan era un recursor, tenía todos los recursos que podíamos llegar a necesitar, y, citando a Keitan: "es una suerte que no esté dentro de la agencia este verano".

Así que cuando misteriosamente Dominic y Keitan se encontraron frente al apartamento en Devonport, Keitan le explicó que viajaríamos a Lauceston, y Dominic amablemente se ofreció a prestarnos un pequeño departamento que tenía allí.

Podía parecer un milagro, una ráfaga de suerte, pero mi instinto seguía algo paranoico.

El departamento del que hablaba Dominic resultó ser una casa de dos pisos.

La planta baja más bien era una marquesina, donde descansaba una motocicleta bastante intimidante, propiedad de Dominic, pero que ahora se la había cedido a Keitan.

Demasiada amabilidad.

En la segunda planta habían dos habitaciones, dos baños, una sala y una cocina. Todo muy simple y a la vez completamente equipado.

Cuando terminé de desempacar el contenido de mi valija, salí de la habitación y caminé el pequeño pasillo decorado con cuadros vacíos hasta llegar a la sala.

Keitan estaba allí con su laptop sobre su regazo y un vaso con hielo sobre una pequeña mesa ratona.

-¿Escribiendo tu informe diario? -pregunté robando un cubo de hielo de su vaso.

Él levantó una ceja, pero no hizo comentarios respecto a mi acción.

-Eso ya lo hice -explicó -. Estoy haciendo un listado de todos los laboratorio aquí, en Lauceston. No podemos perder más tiempo.

Asentí.

Ese día no salimos de la casa. Keitan pasó varias horas con su laptop y yo recorrí los alrededores de la casa sin tener nada mejor que hacer.

Al día siguiente, dormía tranquilamente en una cama sola para mí cuando escuché un molesto sonido.

Lo ignoré.

Sonido que cada vez se volvió más intenso provocando que gruñese en respuesta. La cama estaba demasiado cómoda y hacía frío a pesar de ser verano.

Tres golpes más en la puerta, el silencio como mi respuesta. Escuché la puerta abrirse, pasos acercándose y luego...

-White, levántate, tenemos cosas que hacer.

Tazmania Donde viven las historias. Descúbrelo ahora