¿Se suponía que debía acostúmbrame a cosas como esta?
Luego de actuar como una chica mala entre criminales lo más que deseaba era darme un baño, quitarme la ridícula ropa que traía puesta y tomarme una CocaCola.
Claro que eso parecía estar muy lejos; fuera de mi alcance.
¿Por qué?
Oh, bueno, porque alguien le había cortado los frenos al auto. Y ahora Keitan me pedía que no entrase en pánico.
—Ok... —dije y clavé mis uñas en el asiento.
Ahora entendía porqué Keitan iba tan aprisa y no desaceleraba.
—¿Vamos a morir? Porque tenía buenos planes para un futuro. Ya sabes, como irme del país y nunca regresar, tener un perro, y bañarme en una tina con CocaCola.
—Estaremos bien.
¿Se suponía que debía creerle?
Tragué fuertemente cuando un auto se acercó por el carril contrario y pasó a toda velocidad en dirección contraria a nosotros.
Ni siquiera el maldito cinturón de seguridad me salvaría de esta.
—Tranquila, White —dijo él —. Sólo nos estrellaremos.
Reí y sentí las lágrimas en mis ojos, todo producto de una reacción a mi histeria y nerviosismo.
—Quiero que hagas absolutamente todo lo que te diga, ¿entiendes lo que te estoy diciendo?
—¡Deja de tratarme como una idiota! ¡Claro que te entiendo!
—Quítate los tacones y la peluca —ordenó y torpemente lo hice.
Ni siquiera sabía cual era la ridícula diferencia entre estrellarse con tacones y peluca que sin estos, pero bueno, él era el agente.
—¿Ahora qué? —pregunté.
—Volcaré el auto.
—Volcarás el auto, ok.
¿Ven? Todo esto ya comenzaba a dejarme secuelas.
Un brusco giro hacia la derecha me hizo soltar un grito ahogado. No sé si la velocidad jugó a favor o en contra, mi mente no era apta para deducir algo como aquello. Otro giro hacia el mismo lado, un frenazo descomunal y cerré mis ojos con fuerza al sentir el auto voltearse y derrapar sobre el asfalto con un sonido horrendo. El cinturón de seguridad se incrustó en mi cuello y creí sentir un brazo aferrarse a mi pecho al tiempo que mi cuerpo intentaba salir por el cristal del parabrisas.
Cuando volví a abrir los ojos, el mundo estaba al revés. No. Yo estaba al revés y si no había caído era gracias al cinturón de seguridad que me mantenía bien sujeta.
Los limpia parabrisas estaban encendidos y se movían con rapidez. Mi cabello colgaba por la gravedad y al girar mi cabeza, no encontré a Keitan en el asiento del conductor.
Mi cuello crujió y un agudo dolor cerca de mi oreja me hizo soltar un quejido que no escuché y llevé mi mano hasta allí.
Parpadeé y mentalmente supliqué que el pitido que taladraba mis oídos cesase.
Creí escuchar el sonido sordo de la puerta a mi lado al abrirse. Pero no capté lo que sucedía hasta que una mano se estiró hasta quitar el cinturón.
Justo cuando pensé que mi cuello se rompería con el peso de mi cuerpo al caer, otra mano evitó que mi cabeza sufriese algún otro tipo de golpe y fui sacada del auto hasta quedar tumbada de costado sobre el suelo.
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Tazmania
Acción"Aléjate de los hombres de negro." -una advertencia sin sentido. Erika White está segura de una cosa: su vida es demasiado supervisada y aburrida. O al menos eso creía hasta que encontró a un chico herido en el jardín trasero de su instituto. Un e...