Capítulo 42: Fingimos lo que somos; seamos lo que fingimos

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Había comenzado como una simple insistencia de mi parte en arruinar su vida necesitando estar a su lado solo para ver la expresión de fastidio que yo causaba en él. Luego fue un súbito interés en saber lo que pensaba, en entender lo que tanto callaba y parecía consumirlo en silencio. Y luego esa necesidad de hacerlo sonreír. Así simplemente me había cegado. Una parte de mí lo sabía y otra, buscaba formas de engañar a mi corazón pensando en mil excusas para no admitir lo que temía estaba sintiendo.

Y era horrible.

Era horrible porque sabía que nada de esto podría funcionar. Porque mis ilusiones siempre morían, y esta vez no sería la excepción. Sin embargo, estaba harta de fingir. De engañarme a mí misma repitiéndome una y mil veces "todo está bien". Porque fingir que no duele; duele el doble. Y yo ya estaba cansada de fingir.

Él no dijo nada entonces, sólo me observó fijamente con sus ojos oscuros, estaba leyéndome como siempre hacía; descifrándome.

Entonces llevó una mano a mi rostro y limpió una lágrima que se había escapado sin mi permiso.

-Lo siento... -dije parpadeando repetidas veces -siempre me fue difícil expresar mis sentimientos.

-Hazme un favor y no pidas disculpas por ser quien eres. Sé tú misma y sé fuerte -dijo y sonrió de lado -. En verdad lamento ser tan difícil.

Sonreí de igual manera -Hazme un favor y no pidas disculpas por ser quien eres -lo imité.

Él descansó su frente sobre la mía y cerró los ojos por un momento.

-Fingimos lo que somos... Seamos lo que fingimos -dijo.

-Deja de citar a Pedro Calderón de la Barca -murmuré con una sonrisa -, no entiendo a qué te refieres.

-Fingimos ser civiles normales. Fingimos ser novios -explicó -. Entonces seamos lo que fingimos por al menos tres días.

-Tres días -repetí.

-Tenemos que esperar tres días por Apolo. Olvidémonos de la misión por estos tres días.

-Seamos civiles normales. Seamos dos adolescentes solos en Tasmania -dije soltando mi cabello -. Sintámonos vivos, Black.

Me deshice de mi chaqueta y acepté su mano antes de ser arrastrada por él en lo que prometía ser una carrera bajo la lluvia.

-Te dije que algún día haríamos cosas de civiles, ¿recuerdas? -solté una carcajada.

-Dudo mucho que los civiles normales hagan esto, White -me miró y reí más al ver su cabello salpicar gotas de lluvia.

-¿Y quién dijo que éramos normales, Black? -pregunté.

-Tienes razón -soltó mi mano para quitarse la camisa sin dejar de correr.

-Tienes razón -soltó mi mano para quitarse la camisa sin dejar de correr

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