El sonido de los grillos taladraba mis oidos con insistencia.
Había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba tiritando de frío; aunque ya no estuviese bajo el frío aire de la CIA.
Árboles y árboles se alzaban por el camino donde nos metimos. Cada vez iban entendiendo más, o tal vez menos. Había estado tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera sabía cómo habíamos salido del depósito forense de la CIA y habíamos aparecido en medio de la nada.
Mis extremidades dolían al moverse, estaban adormecidas y tenía la barbilla un poco inflamada por aquel golpe, podía sentirlo. Fuera de eso todo estaba bien. Lo más bien que podía estar dada la situación.
No sé cuánto más estuvimos caminando hasta que Odiseo se detuvo detrás de un árbol y sacó una pala de allí.
¿Todo aquello ya estaba planeado?
Comenzó a cavar en un punto en específico, y yo hice lo mismo que llevaba haciendo durante aproximadamente media hora: analizar todo en completo silencio mientras sostenía una linterna.
Aquel agujero que había abierto Odiseo parecía bien ser una tumba, solo que no había un cadáver, sino una gran mochila, como esas que utilizaban los aventureros que exploraban las altas montañas. Sabía que eso tenía un nombre, solo que mi cerebro no quería esforzarse en conseguirlo en aquel momento.
Y Odiseo continuaba re-acomodando quién sabía qué dentro de la mochila que acababa de desenterrar.
Mientras lo observaba, abrazándome a mí misma, mis pensamientos viajaban a un lugar y un tiempo lejos de allí.
—Mi nombre es Keitan Black, soy un agente de una organización secreta —llevó una mano a su herida y suspiró —. Mi misión era resolver el caso Tazmania, yo tenía que... Ah —se quejó —, pero entonces los malditos de la CIA aparecieron y me dispararon.
—Erika —escuché la voz de Odiseo en la lejanía.
—¿Qué es Tazmania? —le había preguntado a aquel agente herido.
—Algo peligroso.
—Erika —sentí una mano posarse sobre mi hombro y la aparté bruscamente.
Odiseo retrocedió un paso para darme espacio.
—¿Antonio sabía que tú estabas allí? ¿Él sabía que estabas con la CIA? —pregunté.
—No. El Plantel B, División 44 es un área restringida. Casi nadie sabe de su existencia y localización —habló dándome la espalda nuevamente.
"Plantel B, División 44. CIA".
Aquello me golpeó como un flash.
—Odiseo, hagámos un B-44 —había dicho Antonio.
—Te llamaré cuando tenga una línea segura —le había respondido.
Falsa.
La afirmación que acababa de hacer Odiseo era falsa. Antonio sí sabía que Odiseo estaba con la CIA. ¿Qué más podía significar el B-44 si no era eso? Obviamente hablaban de aquella estación de la CIA. No podía ser una simple coincidencia.
¿Entonces por qué mentir? ¿Cuál era la causa de todo esto? Porque el efecto estaba más que claro: confundirme.
El chico de ojos azules continuaba dándome la espalda. Había dejado su linterna a un lado para poder utilizar sus dos manos, sin embargo, la luz que proporcionaba continuaba iluminando parte del lugar.
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Tazmania
Action"Aléjate de los hombres de negro." -una advertencia sin sentido. Erika White está segura de una cosa: su vida es demasiado supervisada y aburrida. O al menos eso creía hasta que encontró a un chico herido en el jardín trasero de su instituto. Un e...