Sin querer.

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Xandra corrió junto a sus amigos caninos, una hora después llegó a casa, Jessie le sonrió y se llevó a los perros a tomar un poco de agua, ella subió y se dio una ducha, mañana sería su cumpleaños y sabía que Pablo haría algo, a pesar de que ella dijera que no. Se duchó y se vistió, cuando salió de la habitación sintió que algo en su vientre se jalaba, ella se quejó, la segunda vez fue más dolorosa, se asustó al ver sangre correr por sus piernas.

-¡Jessie!-la llamó.

La mujer subió y al verla corrió a llamar a la ambulancia. Xandra se retorcía del dolor, Jessie llamó a Pablo y él contestó a la tercera llamada, estaba en una reunión muy importante.

-Amor no puedo hablar ahora-dijo.

-Señor la señora Xandra está en el hospital.

-Ya voy para allá-dijo sin dudarlo.

Miró a los hombres.

-Debo irme mi esposa está en el hospital.

Ellos entendieron, ambos tenían esposas y también se irían sin importarles nada. Él llegó una hora después, el tránsito estaba de locos, Jessie al verlo se levantó.

-¿Qué pasó?

-No lo sé, ella llegó de correr y me llamó asustada, yo solo vi sangre correr por sus piernas-él frunció el ceño.

Xandra miró al doctor que la revisaba.

-Lamento decirle que sufrió un aborto-ella asintió cerrando los ojos-, su esposo está afuera ¿Quiere que entre?

-Sí-dijo-, doctor-él la miró-, no le diga nada a mi esposo por favor.

-Como guste-dijo él.

Luego de unos minutos Pablo entró, la abrazó.

-¿Qué te pasó?

-Nada, un problema con la regla-mintió-, el doctor dijo que era algo raro, pero tuve una hemorragia.

-Me asustaste amor-dijo abrazándola de nuevo.

Jessie la miró, sabía que aquello era mentira, ella había sufrido un aborto, y le ocurrió lo mismo que a Xandra, pero no dijo nada. Cuando le dieron de alta Pablo se desvivió por ella, la cuido y le dio todo lo que ella quería. Al día siguiente él bajó por la tarta que le había pedido a Jessie que hiciera. Cuando regresó ella salía del baño, él sonrió.

-Feliz cumpleaños-dijo él.

Ella sonrió.

-No tenías que hacer esto-dijo ella.

-Claro que sí-dijo encendiendo las velas-, anda pide un deseo.

Ella sonrió divertida y soplo las velas, Pablo sonrió. Desayunaron la tarta, junto a Jessie, ella debía estar en cama durante unos días, debía descansar, así que Pablo hizo traer los regalos que tenía para ella, entre risas los abrió. Agradecida por el detalle lo abrazó, Jessie entró con uno en sus manos.

-Es algo pequeño, espero que le guste señora.

Xandra lo abrió y vio una medalla de oro con el nombre de Beca, Xandra la miró y sonrió.

-Me encanta, muchas gracias-la abrazó.

-Para que este siempre cerca de su corazón.

Pablo sonrió. En la noche llegaron sus suegros junto a su padre, cenaron y hablaron tranquilos.


Tony frunció el ceño suspirando, era el cumpleaños de Xandra y él no podía parar de pensar en ella, Holly lo miró.

-¿Qué pasa?-preguntó.

Él la miró.

-Nada, cosas del trabajo-dijo él.

Ella asintió, habían días en los que Tony se ponía muy distantes, fechas específicas, los 7 de cada mes, y ahora el 31 de octubre. Ella fue al baño y Tony agarró su celular, pero lo dejó de nuevo sobre la mesa, Holly volvió a la cama y se acostó a su lado, él la abrazó ajeno a todo. Ella veía la película tranquila, mientras que él acariciaba su brazo, le besó la cabeza y ella sonrió buscando sus labios. Él, queriendo olvidarse de Xandra la besó con deseo, quería sentirla. Ella se dejó besar, tentar, acariciar, amaba a ese hombre, lo adoraba.

Tony le besó el cuello y suspiró.

-Te quiero-dijo ella.

-Y yo...

Ella lo besó y se acomodó entre sus brazos. Esa noche no logró dormir, extrañaba a Xandra, no entendía porque ahora no podía dejar de pensar en ella, había pasado tanto tiempo, ella estaba con Pablo y él con Holly, ella lo hacía feliz, y eso a él era lo único que le importaba, enojado se levantó, ya no quería pensar en ella. Se miró al espejo y maldijo.

-Joder Xandra yo no quería amarte de esta forma-susurró él.

Debía olvidarla, u odiarla, alguna de las dos. Pero necesitaba hacerlo o se volvería loco. Volvió a la cama y Holly lo abrazó suspirando.

-¿Estás bien? No has parado de dar vueltas-dijo ella.

-Tengo calor-dijo él.

-Mmm...-él la miró y maldijo al sentir que la estaba engañando- ¿Tú me quieres?

Ella abrió los ojos.

-Claro que sí ¿Por qué me preguntas eso?-preguntó.

-¿Quién es Xandra?-Tony la miró, su respiración se cortó- No me mires así, encontré unas hojas en tu estudio con el nombre de ella. Nunca me has contado si hubo alguien antes que yo.

-No vale la pena hablar de eso-dijo él de forma suave-, ahora estoy contigo es lo que importa ¿no?

-Claro-dijo ella-, pero quiero saber si hubo alguien.

Él suspiró.

-Sí, lo hubo, pero se llamaba Tania.

Ella se movió para verlo mejor.

-¿Y Xandra?

-No es nadie importante-mintió-, una novia que tuve hace unos años pero ya no importa, la que me importa eres tú y nadie más.

Ella sonrió enamorada

-¿Sabes que eres el mejor de todos?

Él sonrió.

-No amor, no lo sé-dijo él.

-Pues lo eres, el mejor y solo mío-dijo ella besándolo.

-Claro que sí, solo tuyo-dijo él abrazándola.

Se volvieron a acomodar en la cama y se durmieron, en la mañana se alistaron y fueron a sus trabajos. Al llegar Tony fue directo a su oficina, se quedó viendo el ordenador un largo tiempo, sin hacer nada, solo pensar en Xandra. Recordando su olor, la suavidad de su piel, la carnosidad de sus labios, sus manos... todo de ella.

Él respiró hondo, después de tanto tiempo ella volvía a su mente de esa forma, de la misma forma que lo hizo hace tres años, con tanta fuerza que no podía evitarlo, y sin querer se sintió perdido de nuevo, se sintió en un mundo fuera de órbita, uno que no era conocido, quería volver a tenerla a su lado, a su mente llegó el día en que se besaron en aquel parque, su sonrisa, sus ojos, su manera de mirarlo cuando le decía que la quería.

Pero no podía, él estaba con Holly debía respetarla, la quería, la adoraba y lo hacía feliz ¿Qué más podía pedir? Podía pedir la luna, pero es inalcanzable. Pero con Xandra hubo un momento que pudo rozar el cielo con sus dedos, y ese momento fue extremadamente feliz...

Unos golpes en la puerta lo hicieron volver en sí.

-Pase-dijo él.

Su secretaria entró y supo que debía empezar a trabajar.

Parar el tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora