Respirar.

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Dos días después el labio de Xandra estaba totalmente recuperado, ella feliz salió de su casa, quería y necesitaba ver a Tony, cuando llegó a su apartamento tocó la puerta, cuando Tony la vio ahí de pie, tan hermosa como siempre sonrío.

-Hola mi amor-dijo ella.

-Mi vida-dijo él abrazándola.

La extrañaba, extrañaba su aroma. Agarrándola por las mejillas la miró, se acercó a sus labios y la besó, ella se quejó, aun le dolía el labio.

-Lo siento-dijo Tony.

-No pasa nada, no fue nada, anda besame.

-No quiero que te duela.

-No importa-dijo ella.

Entra besos entraron al apartamento, al llegar a la habitación se acostaron.

-Berta te manda recuerdos-dijo él abrazándola a su cuerpo.

-Me hubiera encantado conocer a tu tía-suspiró.

-Algún día, ya verás mi vida.

-¿Cómo te fue en clases?-preguntó.

-Bien, sabes como es, números-dijo y ella arrugó la nariz.

-Me quedo con las letras.

Él rio y negó con la cabeza.

-Eres imposible Xandra, imposible-dijo encantado.

-Pero así te gusto.

-¡Me encantas!-dijo besándola.

Ella rio contra sus labios, él la hacía feliz, la hacia perder la cordura, la volvía loca en segundos. Ella se puso a horcadas sobre él, Tony levantó las cejas y ella rio.

-No vamos a hacer nada-lo señaló.

-¿Por qué?-hizo un puchero.

-Porque no-dijo algo nerviosa.

Y él supo que no podía, acaricio sus muslos. Ella empezó a hablar, como siempre él la escuchó, amaba que hablara de cualquier tema, mientras que él hacía comentarios fuera de lugar y ella lo ignoraba con una sonrisa en sus labios. Xandra se acomodó en su pecho, y él la abrazó, empezó a jugar con una pelusa que había en su camisa.

-¿Qué pasa?-preguntó él.

-Siento que mi padre me está ocultando algo.

-¿Por qué lo dices?-Xandrá lo miró.

-Porque desde que volvió no me ha dicho nada sobre ti, ni siquiera te ha mencionado, y cuando le dije que saldría ni siquiera me preguntó a donde iba.

-Quizá está aceptando lo nuestro amor. Aunque creo que nosotros debemos...

-Ni se te ocurra decirlo, Tony, no me voy a separar de ti-dijo ella.

Él suspiró y no dijo nada más, pero esa idea rondaba su cabeza desde el día que se encontró con Pablo, ella no merecía ser trata así por estar con él.

Ella respiró hondo. Eso esperaba, cuando regresó a casa entró en silencio, su padre la miró pero ella siguió su camino a la cocina, abrazó a Olga y ella sonrío.

-¿Quieres que te caliente la comida?

-Por favor, muero de hambre.

-¿Ese Tony no te puede comprar algo de comer?-pregunta su padre entrando a la cocina.

Ella resopló.

-Si, puede, pero en ese momento no quería comer ¿Algo más?

-Mañana vendrá Pablo, así que quiero que lo recibas y te vayas con él.

Parar el tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora