Los dos meses que faltaban para el parto de Xandra pasaron rápido. Estaban a días de conocer a su bebé, estaban más que emocionados. Tony llegó al banco cansado, no había podido dormir, Xandra pasó con muchas molestias y no podía dejarla sufrir sola, estaba con ella no importaba lo que podía pasar.
Oscar vio pasar a su amigo y sonrió, al ver ese humor de perros.
-¿Qué te pasa?
-Xandra pasó con dolores y no podía dejarla sola-dijo él-, sabes como soy.
-Lo sé-dijo él sonriendo-, pero todo va a cambiar cuando veas a ese pequeño, ya verás.
-Espero-suspiró-, iré a trabajar.
Él asintió, entró a la oficina y se puso a trabajar, habló con Xandra durante el día. Necesitaba saber que estaba bien, al escucharla reír se relajó. En la tarde llegó a la casa y los perros lo recibieron. Él sonrió acariciándolos, Xandra apareció en el salón con el rostro descompuesto.
-¿Qué pasa?-preguntó él acercándose a ella.
-Yo creo que el bebé ya quiere nacer-susurró al sentir sus piernas mojadas.
Él miró hacia abajo y al ver el charco se movió rápido. Subió por las cosas del bebé, bajó corriendo y la ayudó a subir al auto. Xandra no se quejaba, no decía nada, solo respiraba agitadamente.
-Cielo, dime algo, me estás asustando.
Xandra tocó entre sus piernas y se asustó, sentía la cabeza de su bebé.
-Creo que...que va a nacer aquí-dijo ella y gritó por el dolor.
-¿Qué?-preguntó él mirándola de reojo.
Xandra pujó de forma inconsciente, y el bebé salió hasta sus hombros, Xandra volvió a gritar, asustando a Tony. Aquello no era como quería que pasara, llegaron al hospital pero ya el bebé estaba en brazos a Xandra, ella lo miró asustada. Él se bajó y abrió la puerta.
-No tardo amor, ya vengo-le dijo.
El niño lloraba en sus brazos, estaba asustada, aterrada. El asiento del auto era un desastre, había sangre por doquier, una enfermera salió con Tony y detrás un doctor, la enfermera agarró al bebé mientras que a Xandra la ponían sobre una camilla y la llevaban adentro.
-La atenderemos señor, por favor espere aquí-dijo la enfermera para desaparecer.
Él asintió, Xandra lo miró, estaba asustada. Tenía miedo de que por nacer de esa forma le pasara algo. Tony llamó a Rocío y luego de avisarle llamó a Demarco.
-Hola Anthony-dijo él.
-Señor ¿Cómo está?
-Bien, ¿Y ustedes?
-Yo bien, quería decirle que Xandra entró en labor de parto y cuando veníamos de camino el bebé decidió salir del todo y... El caso es que estamos en el hospital.
-Voy en camino hijo-dijo él y colgó.
Feliz llegó al hospital, quería conocer a su nieto. Tony lo saludó sonriendo, había ido al auto por las cosas de Xandra y del niño, no le importó que el auto estuviera lleno de sangre.
-¿Cómo está?-preguntó.
-Aún no han salido, pero de seguro está bien-dijo Tony.
-Claro que sí-dijo él poniendo su mano en su hombro-, tranquilo hijo, pronto conocerás a tu hijo.
Él sonrió. La puerta se abrió y cuando salió el doctor ellos se levantaron. El doctor sonrió.
-Todo está bien, ese pequeño es un campeón, está con su madre en estos momentos.
-¿Podemos verla?-preguntó Tony.
-Claro, a eso he venido.
Ellos lo siguieron, al entrar Xandra sonrió, tenía a su hijo en brazos. Tony dejó el bolso en la silla y se acercó. Miró a su hijo y su corazón latió con fuerza, fue amor a primera vista.
-Dile hola papi-dijo Xandra agitando su manita.
Tony se derritió al ver sus ojos como los de su madre, besó a Xandra y le besó la frente a su hijo.
-Hija ¿Cómo te sientes?
-Bien papá-dijo ella-, mira que lindo que es.
Demarco asintió sonriendo.
-Hermoso amor, hermoso-dijo él.
-¿Y Olga?-preguntó ella.
-No estaba en casa, pero le avisé de seguro viene de camino.
Tony alzó a su pequeño y caminó con el por la habitación. No le prestó atención a nadie más, solo a su hijo. Su primer hijo.
-¿Aún no han decidido el nombre?-preguntó Demarco.
-Tiene carita de Eric-dijo Tony mirando su rostro.
Xandra sonrió.
-¿Eric?
-Es lindo-dijo él-, ¿No te gusta?
Ella negó con la cabeza, él suspiró.
-¿Diego?-preguntó ella.
-Vale, tiene más carita de Diego-eso la hizo reír.
Demarco sonrió, la puerta se abrió y entró Olga junto a Daniel, Iliana y Rocío. Alzaron y mimaron a Diego. A las 8 de la noche los dejaron solos, Tony le pasó a Diego y ella le dio de mamar sonriendo, mientras le hablaba. Cuando él se durmió lo dejó en la cunita.
-Ayúdame a ir al baño-dijo Xandra.
Tony la llevó en brazos mientras ella se quejaba. La esperó y cuando se lavó las manos la llevó de nuevo a la cama en brazos, él la besó y ella sonrió.
-Amor te amo, mucho-dijo él.
-Y yo te amo a ti-dijo ella sonriendo.
-Nos salió lindo nuestro hijo-murmuró pegado a sus labios.
Ella rio, y lo abrazó.
-Mi amor que cosas dices.
-Mira que guapo, salió igual a su padre-se mofó él.
Ella volvió a reír, le hizo campo en la cama y se acostaron, la abrazó. Ella se acomodó en sus brazos, se quedó dormida, Diego se despertó y él se levantó, le cambió el pañal. A oscuras, Xandra vio como le cambiaba el pañal y le ponía una cobija encima. Sonrió al verlo, era lo más tierno que en su vida había visto. Tony la miró y sonrió al verla despierta.
-Tenía el pañal sucio-dijo él.
-Ven duerme un poco-dijo ella sonriendo.
-No, mejor duerme-le besó la cabeza.
-Ven amor-dijo ella jalando su brazo, él se acostó-, él va a estar bien nada le va a pasar.
Él sonrió y besó su frente, en la mañana ella comió tranquila. Tony cambiaba de ropa a Diego, se irían luego de que Xandra terminara de comer. Daniel llegó y sonrió.
-Traje el coche-dijo él.
-Gracias-dijo Xandra-, amor recuerda primero la manta luego el niño y luego la cobija.
-Que si pesada-dijo él.
Daniel sonrió, alzó al niño mientras que Tony ayudaba a Xandra, cuando todo estuvo listo salieron. Tony manejó a casa tranquilo, intentaría arreglar el auto. Ese auto era muy cómodo para cualquier tipo de salida. Al llegar a casa Xandra llevó al niño a su habitación, lo arropó sonriendo. Tony la llevó a la cama, la abrazó y sonrieron.
-Como te amo-susurró él besando su cuello.
-Ahora somos una familia-dijo ella sonriendo.
-Quiero una gran familia contigo.
Ella se dio la vuelta despacio, lo besó y sonrió.
-Todos los hijos que quieras amor, todos.
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Parar el tiempo.
RomansaXandra y Tony, su amor es más fuerte que todo aquel que lo quiera impedir. Ambos se soñaron, se tuvieron, se amaron... Pero una fuerza humana es mayor, sin importar a quién se lleva de paso, ese huracán pasa, llevándose consigo a dos corazones frági...