Encuentros.

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Xandra lo miro con el ceño fruncido ¿Desde cuando la espiaba?

-¿Me estás espiando?-preguntó.

-¿De qué hablas?-pregunta su padre- Escuché que hace rato estacionaste el auto y nada que entrabas, pensé que te había pasado algo.

-¿Ahora esa es la excusa?-su padre la miró molesto.

-Contestame ¿Quién es él?

-Un chico que conocí, y no diré más porque no te importa lo que haga, lo que te importa es que siga en tu preciada carrera de derecho y ser la que tome tu lugar cuando te vayas, así que papá por favor déjame en paz, mucho estoy haciendo con estar en esa carrera que ¡No me gusta!

-A mí no me levantes la voz-siseo furioso-, respetame que soy tu padre.

Ella rio y negó con la cabeza.

-No veo la hora de poder largarme que esta maldita casa-zanjó y empezó a subir las escaleras.

-¡Xandra ven aquí ahora mismo!-ella lo ignoró y siguió su camino hacia su habitación.

No le apetecía seguir discutiendo lo mismo de todos los días, al llegar a su habitación cerró de un portazo, y su padre supo que no podía molestarla o se pondría peor, suspirando siguió mirando por la ventana, aquel chico se subía en un taxi, frunció el ceño. Ella no podría tirar su futuro por la borda solo por un chico y esperaba que ese chico no fuera un problema.

A las 10 de la mañana Xandra se estaba duchando, apoyada contra el azulejo blanco de ese gran baño suspiro, no quería ver a su padre, y sabía que después de lo que pasó en la madrugada decirle que esa noche saldría era como darle un patada en el trasero. Salió de la ducha y se secó, con una toalla en su cabeza y otra alrededor de su cuerpo salió del baño. Buscó algo cómodo y se vistió, cepilló su cabello mientras se miraba en el espejo, cuando bajó a la cocina encontró a su padre, él la miró.

-Buenos días-dijo.

Ella asintió y agarró una manzana y una botella de agua. Su padre la observó comer en silencio, siempre desayunaban en el jardín, pero sabía que ese sábado no pasaría, él ojeaba el periódico.

-¿Cuándo tienes examen?-preguntó.

-El lunes-dijo.

-¿Ya estudiaste?-la miró.

-Sí.

-Espero que ese chico de anoche no te esté llevando por otro lado.

Ella gruñó.

-¿Puedes dejar que coma un solo maldito día en paz?-preguntó.

-No hables así-dijo molesto-, ya te dije soy...

-Mi padre-terminó ella-, ya lo sé.

Se levantó y botó la manzana a medio comer, volvió a su habitación y empezó a buscar las cosas de la universidad, no quería que su padre le reprochara el hecho de que estuviera estudiando en una de las mejores universidades de Inglaterra y aun así estuviera saliendo mal en las materias que llevaba. Al terminar de estudiar agarró su móvil, quiso mandarle un mensaje a Tony pero de seguro estaba trabajando, no quería molestarle, aburrida miró el techo. Se levantó y se puso su bañador, nadar siempre la relajaba.

La mañana de Tony no podía ir peor, el administrador de aquella tienda la tenía contra él, no dejaba que tomara un respiro, pero sin quejas hizo lo que se pidió, a media mañana fue a comer algo, ya que no pudo desayunar ya que se había quedado dormido. Pero feliz de que el perfume de Xandra siguiera impregnado en sus sábanas se alistó. Suspiro mirando el callejón, cuando terminó siguió con su trabajo. Al llegar al Burguer continuó trabajando, a las 10 de la noche salió, mientras se acomodaba su abrigo escuchó su celular sonar, lo sacó de su bolsillo y sonrío.

Parar el tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora