Sin importar.

11 1 0
                                        

Pablo frunce el ceño, ¿Estaba loca? Como se le había ocurrido ir a ver a ese hombre, cuando fue informado gritó como un loco en medio de la oficina. Haciendo que todos se asustaran.

-Fui porque yo quise, no necesito tu aprobación para hacer lo que me plazca-dijo ella.

-¡Fuiste a ver a ese asesino, pudo hacerte algo!-ella rio.

-¿Estás loco? Ese hombre está arrepentido, no paró de pedirme disculpas, ¿Y sabes? Todos merecemos una segunda oportunidad.

-Todos menos él, Xandra, menos él. Nos arrebató a nuestra hija de la peor forma. Joder pero ¿Siquiera te estás escuchando?

-Claro que sí-dijo ella-, pero tú no quieres escucharme, debes entender que ese hombre cometió un error y...

-¡Y nada Xandra!-gritó.

Ella no se movió, lo miró a los ojos, él, irritado salió de la habitación. Ella estaba molesta, ¿Por qué había contratado a alguien para que la siguiera? Cuando él lo dijo su sangre hirvió de tal manera que tuvo que contener las ganas de golpearlo. Se dejó caer en la cama y soltó aire contenido, al llegar a casa volvió a llorar, aquel hombre había tocado su corazón, tanto él como ella necesitaban seguir adelante.

Ella iba a contárselo a Pablo con toda la confianza, pero llegó como un toro bufando, gritando y botando todo a su paso. Y fue imposible confiarle algo como aquello, algo que ambos tenían que haber hecho hace mucho tiempo. Se desvistió y se metió a la ducha, necesitaba relajarse.

Pablo subió a la habitación y escuchó el agua correr, suspiró, se fue desvistiendo poco a poco. Xandra pasaba la esponja por su cuello mientras cerraba los ojos, él entró a la ducha y la abrazó.

-Lo siento-susurró.

-Pablo ¿Por qué me mandaste a seguir, acaso no confías en mí?-preguntó ella.

Sus cuerpos pegados, mojados, él no podía pensar con claridad, desde la muerte de su hija no había estado así si no solo una vez y luego de esa vez vino el aborto, y tenerla desnuda entre sus brazos le estaba nublando la razón.

-Confío, confío-susurró besando su cuello, ella cerró los ojos.

-Pablo...-murmuró ella.

-Te necesito, necesito sentirte cerca, por favor...

Se dejó llevar a la cama sin decir nada. A las 4 de la mañana se despertó, necesitaba ir al baño, caminó tranquila después de ponerse la camisa de Pablo, él suspiró estirándose. Al ver que estaba solo se sentó en la cama, Xandra salió del baño bostezando y ella sonrió.

-Duerme-dijo acostándose a su lado.

Él la abrazó y ella sonriendo le besó la mejilla.

-¿Te gustaría tener otro hijo?-preguntó él.

Ella suspiró.

-Quizá algún día, por ahora no...

-Vale, tranquila, solo tenía esa duda-dijo besando su cabeza-, está fría la noche, tenemos que calentarnos ¿No crees?

Ella rio y lo besó. En la mañana se despidió de Xandra, ella siguió durmiendo estaba agotada. A las 2 de la tarde llegó a casa de su padre, él la recibió feliz, tras llenarla de besos y abrazos la llevó al salón.

-Iba a ir a verte hoy-dijo él.

-Lo supuse-sonrió ella-, pero pasé de una vez para ir a la academia luego de salir de acá.

-¿No te quedas a comer?-preguntó él.

-No papá, solo vine de pasada.

-Vale, vale, el deber llama-dijo él-, pero ven vamos a tomar algo.

Parar el tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora