Parar el tiempo.

Respirar de ti.

-Xandra, no hagas eso-dijo Tony sonriendo al verla correr por la casa.

Como hace años, corría desnuda, mientras él intentaba atraparla. Escuchó la puerta del estudio y sonrió, caminó tranquilo y al entrar la vio mirando los libros. Se acercó a ella lentamente y la agarró por la cintura, estaba tan concentrada que no se dio cuenta de que estaba detrás de ella. Ella brincó del susto.

-¿Qué hacías?-preguntó.

-¿Te gusta la medicina?-preguntó tranquila mientras sentía como él acariciaba su cintura.

-Sí, pero ¿Por qué hablamos de eso?-susurró besando su cuello.

-Porque no sabía eso de ti-dijo ella dándose la vuelta-, en realidad no sé muchas cosas de ti.

-¿Y eso es malo?

-No, pero quiero saber más de ti.

-¿Qué quieres saber?-preguntó.

-¿Qué te gusta hacer?

-Por el momento hacerte el amor...

Ella rio

-Hablo en serio.

-Yo también hablo en serio amor-dijo sonriendo pegándola a su cuerpo.

Ella sonrió. En la noche se metieron a la cama, la boda sería en dos meses. Ella quería algo hermoso, grande, quería hacerlo porque ahora si quería la boda, anhelaba la boda. Todo le cumplió cada capricho, no podía negarle nada, quería verla feliz.

Ella se dio la vuelta y suspiró, solo llevaba una camisa de Tony y unas bragas, él se levantó despacio, debía ver unos correos. A las 2 de la mañana volvió a la cama, se encontró a una Xandra enojada y de brazos cruzados.

-¿Se puede saber que estabas haciendo?-él sonrió.

-Necesitaba ver unas cosas del trabajo amor-dijo él abrazándola por la cintura.

-No vuelvas a hacer eso, tienes que descansar, no quiero que te mates trabajando...

-Pero si lo hago es para mantenerte a ti y a mí amor, no entiendo porque te enojas.

-Porque te la pasas en ese estudio desde que llegas hasta la madrugada.

Él suspiró.

-Xandra lo hago porque tu mereces alguien que...

-Ni se te ocurra decir eso-dijo ella molesta-, tú me das lo que nadie me ha podido dar en toda mi vida, me das amor y eso es lo que más me importa.

-Xandra no te vayas-dijo él al ver que se levantaba.

-No Anthony-eso le sorprendió, nunca lo había llamado así-, si sigues pensando en que merezco alguien que me dé todo lo que le pida ¡Estás equivocado! Porque yo necesito a alguien que me ame, que ame cada parte de mí, cada pedazo de mi alma, cada célula. Necesito a alguien que cuando me duerma sepa que me ama con locura, al igual que cuando despierte. ¡Eso necesito! No necesito a alguien que me dé cosas materiales.

-Vale amor, entendí-dijo él sin moverse.

Ella se empezó a vestir, él frunció el ceño.

-¿Qué haces?

-Me voy-dijo ella.

-¿A esta hora?

-Sí y a la hora que sea-dijo ella-, nos vemos y no me sigas.

Él la ignoró y la siguió, pero lo único que ganó fue un gran golpe en su cara con la puerta. Maldijo y suspiró, ella necesitaba tranquilizarse, no la iba a presionar. Xandra llegó a su apartamento, se fue directo a la cama estaba cansada. Cuando amaneció se fue a la academia, no podía abandonarla, se comunicó con la de España y organizó todo. Al llegar al apartamento vio a Tony sentado en el sillón, suspiró.