Al compás del amor.

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El avión aterrizó, Pablo bajó y fue en busca de su maleta. Debía volver habían casos que pedían su presencia, al llegar a su casa suspiró mirando la habitación, se quitó la ropa y se metió a la ducha. No quería dejar a Xandra, no después de lo que pasó ayer, estaba preocupado, no quería que su padre le hiciera daño.

-¿Joven Pablo?-preguntó Jessie.

-Ya salgo-dijo él.

Se secó y se vistió, cuando salió la señora le sonrió.

-Que gusto verlo de nuevo.

Él le besó la mejilla.

-¿Cómo han estado las cosas aquí?-preguntó secando su cabello con una toalla pequeña.

-Ya sabe, tranquilo. ¿Quiere comer?

-Sí, he extrañado tu comida-ella sonrió.

-¿Cómo estuvo el viaje en Londres?-preguntó ella sacando la ropa sucia de la maleta.

-Algo raro-dijo él.

-¿Alguna chica?-sonrió ella.

Él sonrió.

-Más que una chica, quizá sea mi esposa.

-¿Cómo así?-preguntó ella sorprendida.

-Es una larga historia Jessie, y ahora quiero comer, muero de hambre.

-Le avisaré cuando su comida éste lista.

Pablo la vio salir y siguió con lo suyo, revisó su celular y se puso a trabajar desde su habitación, 20 minutos después Jessie lo llamó. Comió en silencio de ese gran salón. Cuando terminó se levantó y salió al patio, vio a su perro Zeus en su casita, silbó y cuando su pastor alemán lo escuchó corrió hacia él.

-Hola campeón, ¿Cómo te has portado?-preguntó acariciando a ese gran perro.

El animal emocionado brincó y corrió, deseaba verlo, adoraba a su amo, Zeus corrió a su casita y agarro su bola para llevársela a Pablo, jugaron y gran rato. El perro ladraba moviendo su rabo feliz de tener a su dueño ahí de nuevo. Jessie los miraba desde la cocina sonriendo, ese gran hombre siempre fue un blando con los animales y los niños. Cualquier niño que le sonría ya lo tiene ganado, se le cae la baba al ver a un bebé. Esperaba que algún día encontrara el amor y pudiera formar una familia.

-Ven, vamos adentro-le dijo a Zeus.

El perro corrió adentro feliz, ya que Jessie no le gustaba que estuviera adentro cuando su jefe no estaba, Pablo siguió con su trabajo en el despacho y su amigo fiel acostado a su lado, Jessie tocó y entró.

-Traje la camita de Zeus-dijo ella.

El animal al ver su gran cama y acostó en ella y siguió durmiendo, Jessie luego de acariciarle la cabeza salió. Su celular vibró, lo agarró sin mirar quien era.

-¿Diga?

-Hola hijo-dijo su madre.

-Hola mamá ¿Cómo estás?

-Yo bien ¿Tú?

-Bien mamá.

-¿Ya llegaste?-preguntó ella, quería ver a su hijo.

-Sí, estoy trabajando.

-Ay mi vida deja de trabajar tanto-él sonrió-, dentro de media hora estoy allá y si sigues trabajando me voy a enojar.

-Vale mamá, nos vemos.

-Adiós cariño.

Como dijo su madre en media hora llegó y él dejó de trabajar, el timbre sonó y Jessie abrió, tras saludar a la madre de Pablo entraron juntas, Pablo abrazó a su madre y ella feliz lo llenó de besos, eso lo hizo reír.

Parar el tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora