- ¿Podemos hablar de otro tema, por favor?
- Si, lo siento. No quería incomodarte.
- No te preocupes.
Así pasó parte de la tarde. Después, fuimos a comprar cosas, ya que nos habíamos quedado sin reservas. La compra de unos adolescentes nunca puede ser buena.
-Yo quiero chocolate. - dije emocionada.
- Yo Coca-Cola.
- Eso te destruye por dentro. Bueno, y por fuera - señalo su barriga.
- Eso díselo a alguien gordo, yo estoy planito. Como tú te cojas chocolate sí que te vas a poner gorda.
Miro un rato al infinito pensando lo que había dicho. Pensé en mi pasado.
Moví la cabeza intentando olvidarme de lo que estaba pensando.
- ¿Qué tal si nos separamos y cada uno coge lo necesario?
- Me parece bien.
Me dirigí al primer pasillo. Cerveza, vino, champán... No, definitivamente de aquí no necesito nada. Chocolate, gominolas, galletas... no, mejor por aquí no pasemos. Verduras, asquerosas, pero saludables. Paso y cojo unas cuantas piezas de fruta y un poco de verdura.
Al final de la compra, cogí huevos, leche, lo que mencioné antes y unas pocas cosas de charcutería. Decidí ir a buscar a Rubén a ver cómo iba.
No lo encontraba por ninguna parte.
Doblé una sección de sardinas y le encontré con una chica. Me paré de brusco y me escondí detrás de las sardinas, espiando.
Estaban hablado animadamente, seguro que es una amiga, no sé porque me pongo así. Decidí esperar un poco más, pero nada. Una mujer me empezó a mirar mal y justo ahí, me di cuenta del ridículo que estaba haciendo.
Me levanto, pero justo Rubén empieza a mirar hacia los lados y mi instinto dijo que me agachara otra vez.
Se empezaron a besar. No lo entiendo. No quiere que los vea, por eso mira a los lados. Eso me enfada bastante, pero bueno, sólo soy una hermana para él. Que eso es lo que soy... quiero decir.
Cojo el carro y sigo por otro pasillo, les daré intimidad. Una traviesa lágrima corría por mi mejilla, la causa la desconozco. No me debo de molestar que estuviese con esa chica, es mi hermano. Tal vez es que tengo miedo de que me lo quiten y no pueda estar más con él, como hermanos, claro. O tal vez, sólo son las hormonas, que andan traviesas.
Rápidamente, quito mi lágrima y sigo buscando cosas para comprar. Ya había terminado, pero no me iba a presentar a mi futura cuñada.
- ¡Laura! - gritó alguien por detrás.
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El hermanastro.
Teen FictionLa historia de una adolescente que se muda junto a su madre a la casa de su nuevo padre y hermanastro. Ella no quiere aceptar el tener que convivir con ellos. Cuando sus padres deciden irse a un viaje, ella va a tener que aprender a convivir con un...