CAPÍTULO 39

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Me mordí mi labio inferior con angustia.

- ¿No podría ser? Por favor, señora.

- No, están todos completos. 

- Un no es un no. Como mucho mañana por la noche. 

- Pero  no tengo donde quedarme...

 - Aquí tiene. - una mano a mi derecha entrega un billete. 

La señora me mira con desconfianza al posar la mirada en dicho papel.

- ¿Es usted la señorita Laura? 

- Sí. - digo mirando a mi derecha. Como no, estaba él. 

- Puede pasar. - dijo mostrándome el asiento del avión. 

- Muchas gracias. - le digo a la azafata mientras entro hasta ese asiento. 

Coloco la maleta en mi parte superior y me siento en el asiento del lado de la ventana. Me coloco el cinturón y saco un libro de mi bolso. Voy a tener a dicha persona a mi derecha, así que no me interesa. 

Se sienta a mi lado tras haber puesto su maleta en la parte superior. Le miro de reojo disimuladamente. 

El avión despega. Venga, 16 horitas a su lado. Que asco de viaje, quien me mandaría aceptarlo...

- Laura. - me dijo. - Ahora no te puedes escapar.  Déjame explicarte. 

- Uhm, espera un momento. No. 

- Todo comenzó el día anterior de que nos pusieran juntos en física... Solo era una apuesta, que ni si quiera yo pensé, me obligaron... (...)

Le miré incrédula. Esto parece sacado de un libro de drama. ¡Lubinas, esto es un dramón! 

- ¿Esto es real? 

- Sí. Por favor, dime que podemos volver. No quiero estar más sin ti. 

- Lo siento, no puedo. Creo que no siento la misma confianza contigo. Por el momento, necesito tiempo y espacio. Tengo un dinerillo ahorrado, así que me iré a vivir a otra casa. Perdonado estás, pero no será igual, no por el momento. 

El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora