CAPÍTULO 44

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Sería absurdo decir toc toc, cuando hay timbres, nunca entendí eso realmente. 

¡PLIN! - sonó por toda la casa. 

Nadie abría. 

¡PLIN! - volvió a sonar. 

Nada. 

¡PLIN! ¡PLIN! ¡PLIN! - toqué frustrada. 

- ¡Ya voy! - se escuchaba un furioso hombre. - Laura... - dijo Rubén.

- Mira, te voy a dejar claras las cosas. - dije seriamente. - Te pido por favor, que no me vuelvas a mandar más mensajes, ni llamadas, ni nada. Solo necesitaba tiempo para pensar, ya te lo aclaré. En estos momentos de mi vida no me siento capaz de tener una relación. Así que aquí acaba todo. Espero que te vaya bien. Te ayudaré con parte del dinero de la casa hasta que puedas mantenerte y... nada más, disfruta de la vida y olvídame. - dije pesadamente. 

¿Me arrepentiré de esto? 

- Está bien. - me dijo. Le miré petrificada, me esperaba una disculpa o algo. - Esa es tu decisión, no te voy a forzar a nada. Ten claro, que nunca, jamás, te olvidaré. Yo también espero que te vaya bien... y lo del dinero no es necesario, ya conseguí un buen trabajo. 

- Pues... nada. - cogí mi brazo derecho con mi mano izquierda. - Adiós. - dije mientras me iba. 

- Adiós... - dijo mientras cerraba la puerta de lo que era mi antigua casa. 

·

Estaba sentada en mi escritorio, dibujando nuevos posibles dibujos. Mi móvil comenzó a sonar. 

- ¿Sí? - dije justo después de pasar mi dedo por la pantalla. 

- Señorita Laura, le informamos que hemos encontrado a su madre. Creíamos que era en otro sitio, pero vive en Madrid.

- Oh, ¿si? ¿Y saben la ubicación exacta?

- Bueno, vive en la calle de Las Huertas, edificio 11, piso 18. 

- Gracias. - dije mientras colgaba el móvil. 

Cogí inmediatamente un trozo de papel y escribí la dirección. Alcé en mis manos mis llaves y recogí el móvil de mi mesa. Mama, ¡allá vamos!

El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora