-Mira, yo ya te dije lo siento. Si no aguantas que esté con una mujer, es tu problema. Tu solo eres mi hermana y pareces una prostituta con el 50 % de rebajas los sábados.
¿Qué mierdas acaba de decir?
Mi boca se fue encogiendo poco a poco haciendo una O, mis lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas como si de una carrera se tratase. Mi cuerpo se fue girando para ver su detestable cara. No le podía ver con claridad, solo borroso. Pero si, lo suficientemente bien, como para poder meterle una bofetada en su cara.
Mis piernas se impulsaron a moverse solas y se movieron rápidamente hacia la salida del supermercado. De ahí, no pararon de moverse hasta llegar a algún sitio desconocido, que no conocía. Estaba lejos del supermercado, sí. No pude ver bien el camino por mis lágrimas. Estaba perdida.
Decidí empezar a andar y a andar. Un número me llama, Rubén. Paso de cogerlo. Prefiero dormir en la calle a volver a casa. Andando llegué a un parque bastante bonito. Era enorme, tenía un lago enorme, con patos y todo. Estoy en el centro de Madrid, pero yo aquí nunca había venido. Me senté en un banco y vi todas las llamadas perdidas que tenía de Rubén. Paso.
Estuve bastante rato sentada, pero llegué a la conclusión de visitar el centro de Madrid, ya que nunca lo había visto, esta era una gran oportunidad. Anduve por muchas calles, andando y andando por horas. Entré en tiendas que nunca había estado. Vi toda la ropa que había. Yo nunca me compraba ropa, me la elegía siempre mi madre. Me decía que no podía vestirme como una cualquiera. Esta ropa no está tan mal.
Se hizo de noche y las tiendas empezaron a cerrar. Decidí buscar un hotel o algo para dormir, ya que tenía una tarjeta de crédito con bastante dinero.
Camine y caminé, pero no encontré ninguno. Tenía intención de preguntarle a alguien, pero tampoco había mucha gente en la calle.
Vi a una persona y fui a preguntarle. Era un chico de unos 30 años.
-Discúlpeme, ¿sabe de algún hotel cercano?
- No. ¿Pero que hace una niñita tan hermosa a estas horas por unas calles como estas? - me cogió un mechón de pelo y me lo puso detrás de la oreja.
- Oh, no sabe, muchas gracias de todos modos. - sabía cómo iba a acabar esto y no tenía intención de quedarme parada.
Le rodeé y decidí marcharme un poco rápido. Sin correr, pero andando ligeramente rápido.
-Eh, ¿Dónde te crees que vas? - me coge del brazo. - no hemos terminado.
- Tampoco lo hemos empezado.
- Pues empecemos. - me arrastra hacia una pared. Mierda.
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El hermanastro.
Teen FictionLa historia de una adolescente que se muda junto a su madre a la casa de su nuevo padre y hermanastro. Ella no quiere aceptar el tener que convivir con ellos. Cuando sus padres deciden irse a un viaje, ella va a tener que aprender a convivir con un...