CAPÍTULO 37

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Ya habían pasado casi todos los días de nuestras relajantes vacaciones en pareja, hoy era nuestro último día en semejante paraíso. Rubén me dijo que hoy en la tarde tenía una sorpresa para mi persona. Creo que es una cena, porque mientras yo "supuestamente" dormía, él lo mencionaba. Menos mal que metí ropa elegante a la maleta, si no, no sé que podría haber sido de mí.

Hoy para comer, probé el agua de coco. Lo digo enserio, tenéis que probarlo. Me he perdido un completo manjar en mis 17 años de vida. 

·

Ya era hora de la cena, respectivamente. Rubén me dijo que me vistiera elegante y que le esperase a la puerta del hotel. Y eso hice. Llevaba puesto un vestido rosa claro que me llegaba por las rodillas y a capas. Conjuntamente, llevaba unos tacones negros y una cara perfectamente maquillada. Mi pelo tan solo llevaba un recogido de lado, pero era bastante elegante.

Llegué a la puerta del hotel y ahí se hallaba un elegante Rubén con un ramo de flores. Uyuyuy, que señorito se me ha hecho el muchacho.

- Hola. - dije llamado la atención de este susodicho ser.

Me miró. Su cara mostraba que mi trabajo de hace escasos minutos ha merecido la pena. 

- Hola. - dijo con una sonrisa. - Vamos. - dijo mientras me señalaba un camino. 

¿Enserio voy a tener que andar con tacones por arena?

Me quité mis zapatos y comencé a posar mis suaves pies con esa superficie rugosa. No es por nada, pero esta sensación es magnífica. 

Llegamos al final de una especie de lago o algo extraño. En un lado había una hermosa mesa decorada y una cabaña al fondo de ésta.

- ¿Te gustaría compartir dicha cena conmigo?

- Claro. - dije recogiendo el ramo que me estaba entregando. 

Esnifé el olor de dichas flores. No olían a nada, seguro que eran de algún Bazar.

Me senté en una de las sillas, quedando uno al frente del otro. 

- ¿Has hecho tú todo esto? - miré sorprendida al árbol lleno de luces. 

- Más o menos. Ayudé en lo que pude. - dijo nervioso.

- No te preocupes, está genial. - dije con mi mayor sonrisa.

Un chico salió de la cabaña y nos sirvió.

- Bien. Ahí tienen la carta. - dijo poniendo dos trozos de papel en la mesa. 

Cogí uno y lo leí. Risotto de pasta o champiñones de primero y pizza o hamburguesa de segundo. Que quieres que te diga, es un poco pobre el menú. 

- ¿Qué te parece si elegimos cada uno lo que quiera de primero y de segundo compartimos una pizza y nos la comemos a la orilla del río?

Me miró sorprendido. 

- Quiero tener esas buenas ideas al igual que tú. Me parece perfecto.

Pedimos al camarero y como dije, fuimos a comer la pizza a la orilla del río. 

Que estupendo es esto, pensé mientras me tumbaba en el suelo mirando a Rubén. Éste, me miró y me sonrió.

- Gracias por todo. - dije.

- Gracias a ti por llenar mis días de luz. 

¿De dónde sacó eso? ¿Del Mr. Wonderful? 

Se tumbó a mi lado mirándome y comencé a besarle. Eso continúo más apasionado hasta llegar al punto que todo el mundo sabe. Sin especificaciones, es mi vida íntima. 

El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora