CAPÍTULO 29

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Entre risas pasamos la noche. 

- El muro. 

Unas carcajadas resonaron por mi boca. Acababa de hacer un chiste muy malo.

- Laura, mírame.

Le miré. 

- No me voy a enrollar mucho porque ya sabes que a mi no me gustan estas cosas amorosas. - hizo una pausa - ¿Te gustaría venir conmigo a Japón? Iríamos a ver a nuestros padres y luego haríamos unas vacaciones.

Mi cara de desilusión se notó.

- Eh, si claro. ¿Por qué no? Jeje. 

- ¿Te pasa algo? - me miró sonriente. 

- No, no.

Me da un cálido abrazo. Estamos así por un largo rato, se siente tan bien.

- ¿Serías mi novia? - susurra sensualmente a mi oído. 

Mis ojos se abrieron de par en par, pero se relajaron al instante.

- Claro que sí.

- ¿Si? - me miró con los ojos brillosos. 

- Si - respondí con mi mayor sincera sonrisa

Y nos besamos. Pero esta vez no era igual que las anteriores. No, no. Esta vez era suave, bonito, delicado, perfecto.

En este momento os juro que odio con todo mi alma la falta de respiración.

Espero estar haciendo lo correcto. Ya caí en las redes del amor y espero que las redes sean fuertes, que no se rompan. Si no, me podré hacer mucho daño.

- Prométeme algo. - dije.

- Dime. 

- Prométeme que nada ni nadie nos separará. Ni la justicia, ni la ley, ni las personas, nadie.

- Te lo prometo. 




El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora