- Oh, hola. - le miré. Tan solo era uno de mis compañeros de trabajo.
- Hola. ¿Sabes que no está bien fumar?
- No tengo cinco años para que me vengas recomendando cosas que ya sé.
- ¿Un mal día?
- Tan solo... No dejo de pensar en un conocido con el que tengo muy buenos recuerdos.
- ¿Ruptura?
- Ruptura. - continué con mi cigarro.
- Tus pulmones no tienen la culpa de eso.
- Ni mi corazón tampoco, y ya está roto.
- Pues intenta salvarlo antes de que también se rompa.
- No hay solución.
- Si hay solución.
Coge mi cigarro, lo tira al suelo y lo aplasta.
- ¡Ey! ¡Era mío!
- He salvado tus pulmones y tu vida. ¿Gracias?
- Gracias... Pero tengo más cigarrillos.
- ¿Segura? - me muestra una caja igual a la mía.
-¿Cómo? - digo tocando mis bolsillos vacíos.
- He vuelto a salvar tu vida.
- ¿Qué tal si te vienes a mi casa y dejamos de pasar frío como estúpidos en la calle?
- Me parece una buena idea.
- Te salvé de un resfriado. - levanto mi dedo.
- Gracias.
Nos empezamos a reír mientras vamos a mi casa.
ESTÁS LEYENDO
El hermanastro.
Teen FictionLa historia de una adolescente que se muda junto a su madre a la casa de su nuevo padre y hermanastro. Ella no quiere aceptar el tener que convivir con ellos. Cuando sus padres deciden irse a un viaje, ella va a tener que aprender a convivir con un...