CAPÍTULO 28

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Ayer, Rubén dejó definitivamente a Clara. Seguro que todo fue como una telenovela. - me reí por aquel pensamiento.

- Laura, ¿esta noche te apetece ir a cenar?

Salí de mis pensamientos.

- Oh, si, claro.

- Pero esta vez tienes que comer, ¿eh? - me miró serio.

- Haré lo que pueda capitán. - hice un gesto con las manos. 

Rubén se rio ante semejante acto. Puso sus manos en sus caderas.

- ¿A si que capitán, eh? - alzó una ceja. 

- Si, mi capitán. 

- Tu capitán. 

Se acercó y comenzó a besarme. Obviamente, yo no me resistí ante tal lujuria. 

Nos dimos un abrazo y estuvimos por un gran rato así.

Prácticamente toda la mañana y tarde fue así.

- Ya Rubén. Suéltame ya. - dije intentando zafarme de él. 

- No. - dijo mimoso.

- Si no me sueltas, no podré irme a vestir y si no me puedo ir a vestir, no podré ir a la cena. Si no voy a la cena, me moriré de hambre y si me muero de hambre no tendrás compañía en toda tu vida. A tu entierro solo irá el cura y morirás solo. -  dije con una amplia sonrisa.

- Vale. Te dejo ir... Pero ten en cuenta que yo iría a verte al cementerio todos los días. - dijo a carcajadas. 

- Serás estúpido.  - le tiré un cojín cercano. 

Me lanzó un beso en el aire. 

Me fui a vestir, mejor cuanto antes. 

Me tomé una ducha, principalmente. Más tarde, me puse un vestido rojo con puntitos blancos y unos cuantos colgantes. No iba muy arreglada, pero la situación no merecía tanto, probablemente íbamos a ir al Burger.

Cogí el bolso y bajé. Ahí se encontraba Rubén bastante elegante. 

- Bueno, capitán, ¿Qué haces tan arreglado?

- La situación la merece. 

Ahí caí en cuenta de que me iba a pedir ser su novia.

- Si quieres voy a cambiarme, yo...

- No, no hace falta, vas perfecta.




El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora