CAPÍTULO 25

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- Jajajajaja. Ay, no puedo, jajajaja. - decía la palmera. - deja de hacerme cosquillas...

Sólo puede hacerme cosquillas a mi. Como hermanos, claro. 

- Sólo si me das un beso. 

¿Quéeeeeeeeeeeeeeee? NO.

- Trato hecho. 

- Mmm... que rico sabe. - dijo Rubén.

- Claro, por algo soy tu novia. ¿Si no quién?

¿¡QUEEEEE!? Novia. Novia. ¿Novia? Novia.

Suenan intensos besos. Asco. Asco. No.

- Clara, mejor aquí no. Está Laura. 

- ¿Y? No nos ve ni nos escucha. 

- Me da igual. Además, estamos en un hospital. Cuando lleguemos a casa todo lo que quieras. 

- Pues vámonos a casa. - ****.

- No. 

- Andaaaa

- No. 

- ¿Qué más te da? Sólo es una estúpida. 

- No le hables así - iba haciendo pausas por palabra.

- Tranquilo abuelo. Ni que fuera tu novia. 

- No. Es mi hermana. Y merece un respeto. Te recuerdo que esto sigue siendo por tu maldita culpa. 

- Cuando me quieras tratar bien, me llamas. 

Se oye un portazo. Alguien se sienta a mi lado y me coge la mano.

- Laura. Te necesito. Sólo llevo con ella una semana y no la aguanto más. Te necesito. Mira, te contaré lo que sucedió esta semana. No quería preocuparte, pero necesito soltarlo. Nuestros padres han tenido un accidente. No están muertos ni nada por el estilo. Pero, cuando se enteraron de que estabas en coma, decidieron venir. Y un camión los arrolló. Laura, están en coma - se le notaba que estaba llorando. - Y es que ya no sé como afrontarlo. Primero tú, ahora ellos. No, no puedo. Dentro de dos semanas te quitarán el cable. Creo que ya es momento de confesártelo. - hizo un resoplo - Me gustas. Sí, pero no a lo normal. Me he enamorado. Y yo sé que no te gusto. Y es normal. Te he echo sufrir mucho. Y mira, ahora estás aquí. Postrada en una cama sin poder moverte. Todo empezó por esa estúpida apuesta. No debería de haberla aceptado... Tal vez tu no estarías así... - comenzó a llorar. 

Mis padres... Me moriré... ¿Apuesta? 

Ahora Rubén me necesita más que nada. Pero no sé como mierdas hacerlo. Voy a intentarlo. La última vez. Si no lo consigo, moriré. 

Tan sólo es levantarme, vamos Laura, tu puedes. 

Y es hice, aunque mis músculos no reaccionaran aún seguía intentándolo. 

- ¿Laura? 

Mis dedos comenzaron a moverse, por fin. Continuaron mis secos labios. Y prosiguieron mis párpados. Entrecerré varias veces mis ojos, había estado bastante tiempo ante la continúa oscuridad y mis ojos no se acostumbraban. 

- ¡Laura! - me abrazó. 

- Yo también te quiero. - solté de improvisto - te amo. 

+.+.+.+.+.+.+.+

CHAN CHAN CHAN 

¿Cómo os quedastéis? 

Este es larguito, ehhhh

Y lleno de mucho SALSEO


El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora