CAPÍTULO 38

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Me levanté por unos ruidos. Fui hasta los provenientes y era Rubén hablando por teléfono. Como una completa cotilla que soy me escondí y comencé a escucharle. Seguro que no estaba hablando de nada importante, pero tan solo es una broma. 

- Si, tío. Pasó muy rápido. - pausa. - Ya, pero no sé, yo la quiero en verdad. - pausa - sé que no era ese el plan, sí. - pausa - No lo pienso hacer. - Pausa. - Ahora está dormida, sí. - Quién me diría a mí que una estúpida apuesta me llevaría con el amor de mi vida. Al principio no la quería y la tenía que aguantar, era muy pesada. Empecé a sentir cosillas cuando se escapó. - pausa - Si, ¿te acuerdas? Ja, menuda malcriada era.

No sentía ni frío, ni calor, no estaba triste, mucho menos feliz, sentía esa presión en el pecho.

Me sentía vacía.

Otra vez...

Obviamente estaba hablando de mí. Ósea que una apuesta, ¿eh? Va a ver este lo que es una apuesta. Voy a ignorarle hasta que lleguemos a España y ahí me piro. No quiero verle la cara más. No pienso llorar, aunque la "malcriada" sufra y se le rompa el alma no va a llorar. No me van a volver a romper mi juguete. No otra vez. 

Me metí en la cama e intenté dormir, no podía. Me llegaban recuerdos de ayer, de nuestros momentos, de él apoyándome... No me creo que me haya podido hacer esto. 

- Laura, vamos, ya son las 12 y media. Tenemos que ir al hotel a buscar las cosas. 

Me di la vuelta. Este no me va a volver a ver desnuda jamás. 

- Vete. 

- Uhm, bien, me voy. 

Me levanté y me puse el vestido, fui al baño y me arreglé el pelo con los dedos. Que asco de cabaña. Salí a fuera y espere a Rubén. Que asco de hombre. 

- ¿Te pasa algo? - me dice mientras me toca el pelo cariñosamente. "Me puedo resistir" "Me puedo resistir", me repetía mi constante cabecita. 

- No. - dije cortante. 

- ¿No? No me quieres hablar, me ignoras, antes te he intentado dar un beso y me has hecho la cobra, ¿eso es nada?

- Tal vez debes mirar si has hecho algo. A lo mejor yo no tengo el problema. 

- ¿Yo? ¿Qué te he hecho?

 - Mira, "señorito voy a hacer una apuesta con esta malcriada a la que solamente tomo por mi estúpida hermanastra" A mi no te me vuelvas a dirigir así. Porque, sí has echo, madre mía que sí.  

- Yo... - me miraba con arrepentimiento. - déjame explicarme. 

- ¿Para? ¿Para decirme que es verdad pero mintiéndome? Eh... no gracias. ¿Me puedes dar mi billete de avión, por favor. 

- No te lo pienso dar hasta que no me dejes que me explique. 

- Entonces me lo compro, gracias. - dije mientras me iba al hotel. Afortunadamente, ambos tenemos llave. Afortunadamente por mí, no por él. 

Al llegar, me doy una pequeña ducha, me coloco una ropa cómoda para el avión y hago la maleta con la ropa sucia de ambos viajes. Espero no tener que volver a verle en mi vida. Y si lo hago, que de verás tenga razón y no haya echo nada. Te juro por los pimientos de mi frigorífico que le mato. 

El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora