El hermanastro.

CAPÍTULO 51

Los días iban pasando y más amiga me iba haciendo de Drake, mi compañero de trabajo. Hoy, especialmente, le había invitado a una fiesta en mi casa. Celebrábamos uno de mis últimos días en España. Tenía el desfile de moda en Hollywood, donde yo era la que se encargaba de la ropa. Drake me iba a acompañar, como compañero y guía. Pero aún así, lo íbamos a celebrar. 

Ya quedaba poco para la "fiesta", así que empecé a prepararme. Escogí un vestido azul hasta las rodillas, ajustado de cintura. Opté por maquillaje clásico, un poco de rímel y labial negro. En el pelo, tan solo me hice cuatro tirabuzones, no era nada demasiado especial. 

Llamaron a la puerta. Fui directa hacia la puerta y lo recibí con un abrazo. 

- Bua, bua, bua. Cuidado con el vino, señorita. Es reserva, del bueno. 

Miré a su acompañante. 

- No hacia falta que trajeras vino, hay alcohol suficiente. 

- ¿Hay vino?

- No. 

Sonrío obvio. 

- Anda pasa. - le dejé el paso libre. Hoy iba a ser una buena tarde. 

Tras unas cuantas horas de diversión musical y unos cuantos juegos de mesa, decidimos hacer el Try or lose. Es, básicamente, decir 3 cosas sobre ti. De ellas, dos falsas y una verdadera. Si fallas, bebes. Si aciertas, bebe el otro. Una forma rápida de emborracharte. Suerte que cumplí los 18 hace poco. 

- Tengo un perro, de pequeño me comí una cucaracha y estoy soltero. 

- Sencillo, tienes un perro.

- Piiii, fracaso. 

- ¿De verdad te comiste una cucaracha?

- No, estoy soltero. 

- Bah, no me lo creo. 

Me miró fijamente. 

- No mientes. ¿Estás soltero? ¿A tu edad?

- Perdona, pero tengo 18. 

Cojo sus mejillas y las empiezo a examinar y retorcer como cualquier otra abuela. 

- Aparentas 29. - digo burlona. 

- ¡Pero mujer! 

- Nah, era broma. - digo graciosa. 

Cojo la botella de vino recién abierta y bebo un largo sorbo directa de la botella. Me mira anonadado. 

- ¡Sigamos!

Así continuamos las partidas, ambos estábamos borrachos. Yo mucho más que él, hay que admitirlo. 

- Lag falsa eg *hip* la segguuunda. - comienzo a reírme sin motivo. 

- Tienes una mancha. 

- ¿Dongde?

- Ahí. 

- ¡Ahí! Nanananana. 

- Espera, que te lo quito. 

Se acerca a mi y mueve mi labio con su dedo gordo. Me abalanzo a él y comienzo a besarlo.

Aún estando levantados, me subo a su cintura besándolo. Me deposita en una zona suave y me empieza a quitar prendas. Comienza a darme suaves besos en el cuello, mi punto débil. 

- Mmm... Rubén...

Se extrañó, pero no paró...