CAPÍTULO 56

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La noche pasaba lentamente, como si los relojes estuvieran dormidos. 

- Tengo que ir al baño. - me disculpé. 

Entré al baño. Me miré en el espejo, mi cara mostraba seriedad, frialdad. Abrí el grifo y me refresqué, sin desperdiciar mi maquillaje. Me apoyé en el lavabo y, con los ojos cerrados miré hacia el suelo. Esto está siendo mucho más difícil de lo que pensé. 

Una puerta se abrió a mis espaldas. Elevé la cabeza para ver por el espejo de quién se trataba. Mi cara se frunció al ver a Rubén. Me di la vuelta inmediatamente. 

- ¿Qué haces aquí? - dije susurrando. 

- Tengo que hablar contigo. 

- Este no es el momento ni el lugar. - le recriminé. 

- Entonces, ¿Cuándo? - dijo obvio. 

- No necesitamos hablar de nada. 

- Tú tal vez no, yo sí. 

- Está bien, sígueme la corriente. - dije mientras salía. 

Miré a Rubén que me acompañaba. 

- Estúpido, no me sigas. Pensarán que hemos estado juntos. Sal unos minutos después. 

- Vale. 

Regresé hasta el salón donde estaban charlando animadamente. 

- Ya está. - dije mientras me sentaba. 

- Has tardado mucho, ¿estás bien?

- ¿Yo? Eh, sí. Ya sabes... el frío...

- Oh sí. - dijo Tania mirándome extrañada. 

- ¿Dónde ha ido Rubén? - dije haciéndome la inocente. 

- Ha ido al baño, ¿no os habéis cruzado?

- No. - me hice la sorprendida. 

Justo entra Rubén mientras me mira. 

- Ehh... - dije apartando la mirada. - Creo que voy a ir a dar una vuelta. Ya sabéis... para bajar todo esto. - dije señalando mi estómago. 

- Sí, yo también. - dijo Rubén mientras ambos íbamos hacia la salida. 

- Esperar. - dijo Tania - Yo también voy, esperar que vaya a buscar mi abrigo. 

- ¡No! - dijo Rubén repentinamente. 

Le miré con cara de asombro. 

- Me refiero a que... tal vez cojas un resfriado. Hace mucho frío. 

- Eso me da igual, quiero dar una vuelta. - dijo

Miré a mi tía que nos miraba con intriga. Le lancé una cara de ayuda. 

- Está bien Tania, ¿me puedes ayudar con los platos? Yo sola no puedo con todo. - dijo mi tía. 

- Oh... Claro... - dijo mientras iba a la cocina. 

- Gracias. - le dije susurrando y le sonreí. 

Ambos salimos hacía el oscuro frío. 

El hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora