Así continuaron nuestros días. No nos separábamos en las 24 horas. Era todo besos y mimos, risas y mas mimos. Supongo que esto será lo típico de los primeros días como novios. Tampoco me apetece estar así por siempre, soy bastante independiente.
- Tengo que ir al baño. - dije.
- Corre. - dijo mientras me daba un beso en la mejilla.
Creo que esto está siendo un poco excesivo, pero me gusta.
- ¿Al final cuando vamos a ir a Japón? - pregunto mientras cierro la puerta del baño.
- A finales de esta semana... ¿el viernes?
- Vale - encojo mis hombros mostrando indiferencia. - Tengo que ir a comprar ropa. La última vez que me la compré fue cuando - me callé. Sabía cuando fue.
Me miraba expectante.
- Ya sabes... cuando lo del supermercado...
Su rostro se transformó en una mueca.
- Ya, ya sé. - me miraba serio.
- Me voy a cambiar. En 15 minutos estoy. - dije cambiando de tema.
Brevemente, lo que pasó en los próximos 50 minutos, era el camino de ida y la entrada al centro comercial, pero eso no lo narraré.
Entré a Zara, después de haber entrado en Bershka y en Pull&Bear. Rubén ya tenía unas cuantas bolsas en las manos. Este, me dijo que me esperaba fuera, como las otras veces.
Unas cuántas camisetas por aquí, un vestido por allá, unas botas por aquí, unos vaqueros por allá. ¡Y listo! Compras realizadas.
Salgo en busca de Rubén, pero no estaba en su sitio. Le busqué con la mirada y le divisé del otro lado del centro comercial, estaba hablando con sus amigos del instituto. No me iba a acercar, les iba a dar la intimidad que unos chicos de 17 años puedan tener. Si que llegaba a escuchar cosas, pero no las oía claramente.
- Entonces... ¿Con Laura?
- Shhh, calla.
- ¿Sois?
- Si, si somos. - dijo muy bajito.
- Tío, realizaste la apuesta, no te veía capaz.
¿Apuesta? ¿Qué apuesta? Bueno, seguro que son estupideces de amigos. No le haré caso.
Me acerco hacia ellos, quiero que dejen de hablar de mí, y si hablan, que esté yo.
- Hola chicos. - saludé amablemente a sus amigos.
- ¡Laura! ¿Pero que haces tu por aquí? - me dice uno.
- Comprar, ya sabes. - señalé las bolsas de Rubén y las mías.
- Que pringado, chaval. - le dice otro a Rubén.
- El amor. - dice divertido.
Me acerco y le planto un pico. Todos se ríen disimuladamente. ¿Qué pasa? ¿nunca han visto a nadie darse un pico?
- Bueno, nos vamos. - dice Rubén.
Nos despedimos de cada uno de ellos y nos vamos a casa.
- Laura, te va a sonar raro. Pero te pido por favor que delante de los chicos no me beses.
- ¿Por? - pregunté extrañada.
- Me incomoda.
- Ah, ¿te incomoda estar conmigo?
- Delante de ellos si.
- Ah, vale. - dije algo enfadada.
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El hermanastro.
Novela JuvenilLa historia de una adolescente que se muda junto a su madre a la casa de su nuevo padre y hermanastro. Ella no quiere aceptar el tener que convivir con ellos. Cuando sus padres deciden irse a un viaje, ella va a tener que aprender a convivir con un...