A veces odio todo,
odio las mañanas apabullantes,
los rayos del sol que me secan,
los pájaros que nunca se detienen
y me enseñan cómo debo ser.
Odio el frío que me sacude los huesos
y que es un pretexto para querer abrazarte.
Odio mi lejanía,
pero también odio mi proximidad.
Odio pensar,
con mi cabeza llena de telerañas,
odio deshacerlas,
porque siempre se vuelven a enredar.
Odio sentir tanto como siento,
dejarme llevar,
tener que esconderme,
para no derramarme.
Odio creer,
en mí,
en otros,
en todos,
porque espero de más.
Odio no creer,
porque me hago de menos,
porque me doy miedo.
Odio recordar mi pasado,
desconocerme,
reconocerme
y tener que volver a empezar.
Odio la lluvia
que moja de a poco y sin parar,
que dura todo el día,
que llena todo de melancolía.
Odio mi vulnerabilidad,
tener que protegerme,
no poder expresar lo que soy.
Odio los prejuicios,
las personas que juzgan,
a los idiotas que se creen superiores que van diciéndote cómo vivir la vida.
Odio los momentos que ya no puedo recuperar,
porque son pasado,
y porque ahí están mejor.
Odio querer imposibles,
perseguir estrellas fugaces,
y yo ser una estrella fugaz.
Odio todo lo que implique arriesgarse,
porque eso implica quedarse.
Odio desear,
desearte a ti,
desear tanto,
sin saber qué va a pasar.
A veces odio todo,
y me doy cuenta que no sé odiar,
que odio tanto como amo,
que termino amando lo que odio.
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Cien maneras de romperse y volverse a armar. Poemario
PoetryLa vida nos rompe en más de cien maneras y cada uno tenemos que encontrar la forma de volvernos a armar, una y otra vez, todo el tiempo. Yo he encontrado la manera de hacerlo y es a través de las palabras. Porque escribir es la mejor manera de armar...
