La poesía tiene buena memoria/El primer recurso literario

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Siempre digo que será la última vez que escriba de ti y mírame de nuevo, escribiéndote sin querer una vez más; supongo que mi pluma se acostumbró a tus versos, esos que se escondían debajo de tu lengua, que caminaban de reversa por tus piernas, que se perdían en el laberinto de tu sonrisa. Supongo que la poesía tiene buena memoria, y recuerda perfectamente que por ti yo la conocí, recuerda que ella se volvió mi mejor amiga cuando tú estabas y en días como hoy, de frío y viento, es cuando la poesía recuerda mejor.

Ya te escribí más de cien veces, que se han multiplicado por mil, de esas mil y una noches que compartimos y deshicimos, de tus ojos de lluvia cuando eran dolor y también de cuando estaban llenos de sol, de tu cuerpo de primavera y otoño, de cuando eras domingo y viernes de fiesta, de las puñaladas al miedo que se desangró y murió con tus dedos, de cuando llovíamos y mojábamos al invierno y éramos tormenta y tempestad y éramos principio y final, de cuando huir se convirtió en regreso y amar sólo era un pretexto. De las mariposas convertidas en muchas canciones, de la certeza de tu piel y la honestidad de tus pecas, de tu voz clavada en mi espalda, así como mis uñas clavadas en ti. Ya le escribí al destiempo que nos unió, ya te dije adiós en miles de versos. Y siempre parece que ya he escrito todo de ti, que ya no hay nada más, que el amor ya ni siquiera se puede conjugar.

Pero mírame aquí: escribiéndote una vez más.

Le susurro de nuevo a mis letras, que hoy en verdad es la última vez que escribo de ti. Y escucho el murmullo lejano de la poesía, riéndose de nuevo de mí.

Cien maneras de romperse y volverse a armar. PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora