Cien maneras de romperse y volverse a armar. Poemario

La Melancolía debería tener mil poemas

Hay días donde los recuerdos me absorben

y me llevan a ese lugar que creí ya no existía,

ese lugar que está lleno de momentos que ya no están,

que fueron, que estuvieron, que me hicieron reír y llorar.

Hay días dónde el tiempo parece congelado,

y mi mejor amiga es la tristeza,

ella me habla y me cuenta sus pesares,

y yo sólo le puedo responder sonriendo,

porque a veces la boca no da para más.

Hay días en los que sólo hay nubes donde debería estar el sol,

donde las estrellas dejan de brillar, porque ellas también se cansan,

y la luna se vacía por completo, y ya no sirve como sedante;

porque el sueño le gana y la noche la envuelve y ella tampoco quiere nada.

Hay días en los que hay silencios para regalar,

porque me colman la cabeza, la asfixian y la ahogan,

como moscas que no dejan de volar.

Hay días en los que sólo quiero mirar,

mirar al viento y arriba, al techo y a la calle,

mirar a los enamorados y sus ojos tan brillantes,

a lo que fue y que ahora ya no está,

a las mujeres llorando con sus manos envueltas en pasado,

a los niños sonriendo porque ellos saben la verdad...

Hay días como hoy.