Poema extra. Algunas personas se quedan rotas

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Algunas personas se quedan rotas, se parten en muchos cachitos y juntan sus piezas; pero son tantas, tan rotas, tan tristes, tan dañadas, que por más que lo intentan, no pueden armarse.

Están tan rotas porque arrastran en sus pedazos lágrimas de azufre, de esos días en los que no tenían manos que les sirvieran de apoyo, sonrisas que les dieran amor, ni abrazos antes de correr por sus sueños.

Esas personas se rompieron de niños; por sus padres que nunca aprendieron a ser padres, que sus palabras eran agujas que solo sabían picar, que sus brazos parecían de yeso, pesaban, eran como una carga que les hacía llorar. Se rompieron de niños; por las personas a su alrededor que solo eran maldad, que sus ojos eran de fuego y quemaban la risa de ellos, la convertían en ecos, ecos que gritaban de dolor. Se rompieron de niños; por el mundo que va muy rápido y los hace crecer a puñetazos, que los hace sentir cosas inapropiadas, por el mundo y sus manos ajenas y depravadas, que los tocan y les quitan la inocencia de la piel, y ellos solo pueden contemplar cómo se caen sus pedazos, sin nada que puedan hacer.

Están tan rotas porque no entienden como entes les pueden arrebatar sus sueños y encerrarlos en frascos de vidrio, no entienden que el mundo avanza pero los olvidan a ellos, no entienden que ninguno de ellos tiene la culpa por todos esos cachitos.

Algunas personas se quedan rotas y sí, todos somos culpables.

Cien maneras de romperse y volverse a armar. PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora