Nunca me ha gustado que me digan lo que tengo que hacer,
¿cómo decirle al viento que deje de volar?,
¿cómo decirle al cielo que deje de llover?,
¿cómo decirle a mi amor que te deje de amar?...
Prefiero elegir,
porque elegir implica arriesgar,
porque arriesgando se aprende mejor,
porque elegir es libertad.
Nunca me han gustado los prejuicios y la altivez,
los juicios son como espinas cuando estás caminando descalza,
no son necesarios y sólo te dañan,
la altivez es presunción y una vez me dijeron que cuando se dice de más es porque en verdad hay de menos.
Prefiero dejar ser como se deja volar a un colibrí,
como se deja mojar a una tormenta que no quiere cesar,
o como cuando dejo que tu risa invada mi habitación.
Prefiero la sencillez;
en las personas, en los momentos y en los recuerdos,
prefiero mirar a los ojos y escuchar,
prefiero reír y llorar,
prefiero el cielo y a los animales.
Nunca me ha gustado el odio que invade los huesos,
que es como una enfermedad que poco a poco acaba con todo,
que no deja un rincón intacto y lo sano lo vuelve enfermo,
que es como una noche que no tiene final.
Prefiero el amor que cuando te toca ya no te suelta,
prefiero los ojos que dicen gracias sin pronunciar,
prefiero equivocarme y volver a empezar,
prefiero aprender y nunca dejarlo de hacer.
Siempre prefiero al amor.
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Cien maneras de romperse y volverse a armar. Poemario
PoetryLa vida nos rompe en más de cien maneras y cada uno tenemos que encontrar la forma de volvernos a armar, una y otra vez, todo el tiempo. Yo he encontrado la manera de hacerlo y es a través de las palabras. Porque escribir es la mejor manera de armar...