Hubo una vez en la que tuve el mundo en mis manos,
no cachos, no pedazos, no a medias,
lo tuve todo a manos llenas,
mis manos estaban tan llenas que se me desbordaban por los costados.
Y yo no podía creerlo, no podía creer que lo tenía todo ahí,
porque una vez leí que tener a alguien que te ame, era tenerlo todo,
y yo lo tenía todo, y el amor era mío.
Podía dibujar al amor, le cantaba y le escribía (por primera vez),
el amor me arrullaba en sus brazos, me hacía suya, y me tenía.
Y mis ojos no podían creer lo que veían,
mis labios no podían creer lo que besaban,
mis manos no podían creer lo que tocaban.
Cada momento era como caminar en el universo,
los domingos ya eran de fiesta,
y las fiestas eran mejor en nuestros cuerpos.
Y el amor había tocado mi puerta,
se había instalado en mi casa,
había decorado mi habitación
y había tendido la cama que ya estaba muy desordenada.
Y el amor se quedó y cada vez era más grande,
ya no cabía en la habitación,
se tenía que abrir la ventana.
Pero una noche, el amor me susurró al oído:
"si me quedo aquí será para siempre",
y yo hice lo que mejor sé hacer, huí (maldito miedo al amor)...
y yo así sin más sólo me fui.
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Cien maneras de romperse y volverse a armar. Poemario
PoetryLa vida nos rompe en más de cien maneras y cada uno tenemos que encontrar la forma de volvernos a armar, una y otra vez, todo el tiempo. Yo he encontrado la manera de hacerlo y es a través de las palabras. Porque escribir es la mejor manera de armar...