Cien maneras de romperse y volverse a armar. Poemario

Como salvar una vida

Ve a los ojos cuando estén contándote algo importante, presta atención como si aquello fuera lo más importante que te han contado.

Escucha, no interrumpas, no hables, sólo escucha, imagina que por esos momentos no tienes boca, que eres como un perro y únicamente puedes escuchar. A veces solo se necesita ser escuchado.

Cuando sea el momento de dar tu opinión, imagina que te la estás diciendo a ti mismo, imagina que te gustaría escuchar, como te gustaría que te lo dijeran, por donde te gustaría ir, que necesitas saber.

Imagina que tú eres esa persona que tienes enfrente y que aquello que haces en realidad te lo estás haciendo a ti.

Cuando toque el momento, abraza con fuerza, los abrazos no tienen porque ser rápidos, haz que dure, haz que el tiempo se detenga en los brazos.

Besa lento, disfrútalo como si fuera la primera vez que lo haces, pon en tus besos todo tu amor o deseo.

Sonríe más, trata de que los otros también sonrían. Ríe mucho y haz reír.

Se siempre sincero, lo más que se pueda, si algo no te gusta trata de decirlo de la mejor manera que puedas, si algo te encanta dilo más fuerte.

Ayuda a quien puedas y como puedas, siempre se necesita una mano extra para ayudar.

Haz lo que te gusta y aprende siempre más, compártelo con todos sólo porque te gusta, porque te hace feliz, no para recibir halagos o admiración, eso es un extra. Si alguien quiere que le enseñes lo que sabes, hazlo, agradece por eso. Agradece por todo.

Ama, ama siempre, ama mucho y no dejes de hacerlo. Y ama de verdad, con todo lo que eso implica. Probablemente te romperán el corazón en el intento, pero al menos tendrás la experiencia de amar y sobre todo, sabrás que cuando se ama no se hace daño.

Y así sabrás también que, amando se vive mejor.