Para mi antiguo yo

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Reviso fotos y me observo,

observo partes de mí que ya no recordaba,

pero que siguen estando ahí como el sol,

que siempre está, pero no siempre se ve.

Y me observo y sé que tendría que decirme tantas cosas,

decirme a mí misma que puedo escapar de todos menos de mí,

no importa lo mucho que corra o huya, lo que soy siempre será y me perseguirá,

y yo, yo tengo que aceptarlo, tengo que cuidarlo como se cuida una flor.

Que me ame como si fuese un poema,

como si mi ser fueran las letras y mi vida la pluma,

que me ame como lo que soy, inmensa.

Decirme también que tengo que decir NO más veces,

no tengo que forzarme a sentir nada por nadie,

eso se siente, no se obliga.

El amor no aprieta, no agobia, no presiona, no duda,

el amor fluye como agua y si no siento que fluye es que no amo,

si el amor no fluye, es que no debo estar ahí.

Que no debo lastimarte a mí por no lastimar a otros,

que tengo que tratarme como trato a los demás,

porque ya me lo dijo alguna vez la abuela: para amar, primero ámate a ti.

Decirme que tengo que hacerle más caso a mi intuición,

si algo en el fondo me dice que no, es no y no hay más,

a veces si no lo siento, no vale ni la pena intentar.

Que no deje que nadie me diga que no puedo,

que no deje que nadie me haga de menos,

que aprenda que la gente habla desde lo que es,

y lo que hablan son ellos, no lo que soy yo.

Decirme que se gana y se pierde,

que la vida es como un juego,

sólo que acá no hay ganador, siempre hay empates.

Que me arriesgue más por lo que quiero y por lo que amo,

que no le tenga miedo a los juicios externos,

que son como catástrofes naturales

no dependen de mí.

Que no le tenga miedo a sentir,

a sentir como locomotora en acción,

porque así sintiendo se vive mejor.

Que aprenda que la gente a veces está y a veces no,

y cuando estén los aproveche y que los deje ir, cuando no.

Que esté orgullosa de mis cicatrices,

ellas, me hacen ser lo que ahora soy,

ellas me recuerdan que soy valiente y que aquí estoy.

Que no deje que nadie me quite la risa,

reír se me da muy bien, y ese es mi regalo.

Decirme que sueñe en grande,

porque los sueños en algún momento dejan de serlo,

se vuelven escuetos y siempre hay espacio para más.

Reviso fotos y me observo,

y hoy puedo decir que estoy orgullosa de lo que soy.

Cien maneras de romperse y volverse a armar. PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora